¿Qué es la obsolescencia programada? Ejemplos, consecuencias y alternativas

Por Ecocosas

Está claro que los objetos, sobre todo aquellos bienes producidos de forma masiva y de manera industrial, con el tiempo se deterioran, se rompen o simplemente quedan obsoletos.

No ocurre lo mismo con lo que se conoce como obsolescencia programada, un proceso de planificación para determinar la vida útil de un bien o producto determinado desde el momento de su creación, diseño y, valga la redundancia, programación.

Esto nos lleva a una dependencia en la compra de objetos determinados que tienen una vida útil inferior a la de su durabilidad real.

El objetivo es puramente mercantil. En el momento que este objeto o producto queda obsoleto se torna inutilizable, con lo cual, si ya hemos creado un hábito de su uso, si dependemos de éste para realizar ciertas tareas o si nos hemos simplemente acostumbrado a las facilidades que nos proporciona, compraremos uno nuevo, un modelo nuevo y reciente del mismo objeto.

Si bien el objeto o bien “viejo” está en condiciones de seguir activo, hay algo (un software, un chip o alguna incompatibilidad) que impide que se pueda seguir utilizando. 

Aunque la obsolescencia programada se remonta a los años 30 de este siglo, con la producción en masa de coches Ford y aparatos electrónicos, y más tarde con los libros de texto escolares que se vuelven obsoletos impidiendo su reutilización de un año a otro, el uso del término no era muy común.

No es hasta momentos relativamente más recientes cuando este término está teniendo cada vez más eco, sobre todo con los productos electrónicos que una vez dañado uno solo de sus componentes es imposible encontrar reemplazos.

Lo mismo se puede decir del software para la utilización de ciertos aparatos que al perder la compatibilidad los vuelve obsoletos.

Obsolescencia programada: ejemplos

Podríamos elegir decenas de ejemplos, pero para simplificar vamos a recurrir a las formas más comunes y actuales de obsolescencia programada. Estas nos la ofrecen principalmente los teléfonos móviles, los ordenadores y otros componentes circundantes.

Teléfonos

Es cada vez más común que los teléfonos celulares o móviles, a los pocos años de su compra se vuelvan incompatibles con las aplicaciones.

Esto nos lleva a tener que comprar un aparato nuevo cada cierto tiempo, y desde hace algunos años cada vez cada ciertos períodos más breves, aunque el hardware de esté casi nuevo y las capacidades del teléfono sean aún útiles.

Ordenadores

Otro ejemplo podrían ser los ordenadores, sobre todo los de Apple. Es sabido que los ordenadores Mac son muy potentes, y en la mayoría de los casos mucho más que los creados por sus competidores.

Pero a veces nos encontramos que un ordenador Mac relativamente viejo, con una capacidad interna (memoria RAM, almacenamiento, gráfica, etcétera) muy superior a la de un PC de reciente creación, no es compatible con programas ni con los navegadores ni con las actualizaciones del sistema.

Esto vuelve a un ordenador que aún podría tener una vida larga, y más aún si le añadimos más memoria y un disco SSD extra, en basura.

Impresoras

Los chips de las impresoras para ordenador son otro ejemplo. Éstas, además de dejar de funcionar luego de un cierto lapso de tiempo, impiden el funcionamiento si alguno de los cartuchos está vacío.

Por ejemplo si tenemos una impresora a color, pero queremos utilizar sólo el negro, si alguno de los colores está vacío no podremos hacer uso de la misma.

Lo mismo sucede con algunas impresoras multifunción que dejan de funcionar, incluso el escáner, si no tenemos tinta en alguno de sus cartuchos.

Otros ejemplos de obsolescencia programada habituales

Otros ejemplos muy comunes se dan en distintos tipos de Software, en las baterías de los diferentes artilugios modernos, en algunos videojuegos y en múltiples aparatos electrónicos cuya vida útil está técnicamente premeditada.

Consecuencias

Las consecuencias de la obsolescencia programada son un tanto obvias. Genera un status de consumista constante a las personas, una dependencia a los aparatos nuevos y a las últimas tecnologías que no tienen que ver en absoluto con una necesidad.

Esto genera grandes beneficios para las empresas tecnológicas pero un enorme agujero económico en las economías familiares.

Otro de los efectos, digámoslo de alguna manera, nocivos de la obsolescencia programada es la contaminación. La cantidad de basura, sobre todos placas y componentes electrónicos que son casi imposibles de reciclar, es cada vez mayor.

Obsolescencia programada documental

Existe un documental llamado Comprar, tirar, comprar sobre la obsolescencia programada del cual no vamos a hacer un resumen, sino que les dejamos el vídeo aquí mismo por si lo quieren ver sin necesidad de abandonar Ecocosas: 

¿Qué podemos hacer?

Una de las maneras de hacer frente a la obsolescencia programada es recurrir a las preguntas que nos deberíamos hacer siempre que vayamos a comprar algo nuevo: ¿realmente lo necesito? ¿No hay algo similar que pueda utilizar de manera conjunta? ¿Se puede conseguir de segunda mano? ¿Se puede reparar en caso de desperfecto?

Así, filtraremos antes que nada qué realmente necesitamos y cómo queremos evitar contribuir al deterioro del planeta y a la mercantilización de los recursos.

¿Tienes alguna idea adicional? ¡Déjala en los comentarios!

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