La queratosis actínica, también conocida como queratosis solar, es una lesión cutánea con la que se debe tener precaución porque puede derivar en un carcinoma por lo que tratarlo a tiempo puede ser fundamental para la salud más allá de la estética. En general, se considera como un síntoma del daño actínico secundario de la radiación ultravioleta en la piel; tanto por exposición solar como por el uso de camas solares.
En la actualidad, el número de casos de queratosis actínica va en aumento durante la última década como consecuencia de los hábitos de vida, con cambios en la exposición solar a los contaminantes ambientales, sumado al aumento de la esperanza de vida. No en vano, según diversos estudios oficiales, en Europa, el 34% de los hombres y el 18% de las mujeres mayores de 70años padecen queratosis actínica.
Principalmente suele darse en rostro y cuero cabelludo, pero saber detectarlo a tiempo es básico para la prevención y el tratamiento, ya que la querastosis actínica tiene un desarrollo lento en la piel. ¿La mejor prevención? Reducir la exposición solar y proteger la piel de los rayos ultravioleta.
¿Cómo es la queratosis actínica?
La queratosis actínica es una lesión cutánea que se muestra como un parche de piel áspero y escamoso en la piel. Suele aparecer tras años de exposición al sol y es común que se de en rostro (especialmente en labios), orejas, antebrazos, cuero cabelludo, cuello y dorso de las manos. Se trata de una afección que puede ser incómoda porque produce picor, ardor, sangrado y costras, según la gravedad.
Suele surgir en personas mayores de 40 años y si no se trata es probable que se acabe desarrollando un cáncer del tipo carcinoma. Por ello, muchos profesionales lo consideran la antesala al desarrollo del cáncer más allá del tratamiento de síntomas o cicatrices. Sea como fuere, siempre deben estar controladas por un profesional de la piel de cara a evitar males mayores.
La queratosis actínica (QA) son, por tanto, máculas o pápulas, con eritematosas, diferencias en el tono (mezcla tonos rosas, rojos o marrones, principalmente), descamación, elastosis solar o, incluso, hiperqueratinización en zonas con alta exposición solar a través de los años.
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Síntomas y factores de riesgo de la queratosis solar
Los síntomas pueden ser variados según el caso, la zona y la gravedad de la lesión, pero normalmente se suele prestar atención a manchas de distinto tipo como:
- Mancha de la piel áspera, seca o escamosa, por lo general de menos de 2,5 cm de diámetro
- Mancha plana a ligeramente inflamada o bulto en la capa superior de la piel
- Rugosidad con una superficie dura, similar a una verruga
- Nuevas manchas o protuberancias en áreas expuestas al sol (cabeza, cuello, manos y brazos)
Si bien nadie está exento de sufrir queratosis actínica (QA), es cierto que hay personas con mayor predisposción como las personas pelirrojas o con los ojos claros, personas con antecedentes en quemaduras solares o alta exposición, personas con tendencias a tener pecas, mayores de 40 años o personas con un sistema inmune bajo; entre otros.
Diagnóstico de la queratosis actínica
El diagnóstico de la queratosis actínica se hace habitualmente mediante una exploración clínica. Se tendrán en cuenta factores como la descamación, la hiperqueratosis y otros signos de daño actínico como arrugas, piel atrófica o alteraciones de la tonalidad de la pigmentación. En casos concretos pueden apoyarse en pruebas clínicas adicionales como una dermatoscopia.
En general, la queratosis actínica puede confundirse con otras afecciones de la piel como queratosis o dermatitis seborreica, psoriasis, lupus eritematoso discoide, verrugas víricas, carcinoma basocelular superficial, lentigos (solar o melanomas), poroqueratosis o carcinoma epidermoide.
Por ello, el diagnóstico del profesional es básico para acertar con el tratamiento; especialmente para descartar que pueda convertirse en un cáncer del tipo carcinoma epidermoide invasivo cutáneo (CEIC).
Prevención y tratamiento de la queratosis actínica
Como habrás podido deducir, para combatir la queratosis actínica lo primero es controlar y reducir la exposición al sol desde el minuto 1. Proteger la piel a lo largo de la vida, puede ahorrarnos complicaciones más adelante.
Una vez que ha aparecido, la queratosis actínica puede tratarse de distinta forma como crioterapia, electrocoagulación, o curetajes con cremas y geles tópicos. También se puede recurrir a tratamientos localizados (fotodinámica, cirugía láser, exfoliación química) o, incluso, cirugías. La elección dependerá de las características del paciente, la localización, del número de lesiones, de tratamientos previos recibidos, etc.
Repasamos algunas de ellas:
- Crioterapia. Se aplica nitrógeno líquido sobre las lesiones para producir la necrosis y la destrucción de las mismas.
- Electrocirugía. Utiliza el bisturí eléctrico, normalmente bajo anestesia local.
- Curetaje. El legrado consiste en la eliminación mediante una cureta o una hoja de bisturí.
- Tratamientos dirigidos al campo de cancerización. Existen diversos tratamientos. Habitualmente causan irritación cutánea, con eritema, costras, erosiones o ampollas.
- Imiquimod. Un inmunomodulador estimula la respuesta inmune induciendo, sintetizando y liberando citoquinas involucradas en la inmunidad celular.
- Ingenol mebutato. Se aplica este principio activo de acción dual que tiene citotoxicidad directa sobre los queratinocitos e induce una respuesta inmune.
- Terapia fotodinámica. Aplicación de un fotosensibilizante tópico para una iluminación posterior de la zona con una luz apropiada.
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