¿Qué es la «traducción generalista»?

Publicado el 21 octubre 2013 por Ismaelpardo @ismael_pardo
Durante todos estos años del famoso «Plan Bolonia», mi promoción ha sido la segunda que se ha enfrentado a la nueva versión de los estudios universitarios en Traducción e Interpretación en la Universidad de Málaga. En esta versión, en la que ya no seremos licenciados, sino graduados, tenemos que elegir varias vías al llegar el cuarto curso. En esta entrada intento explicar en qué consiste la vía de la «traducción generalista».
A primera vista, y viendo el nombre, parece ser que esta vía está paradójicamente especializada en la traducción de textos generales o no especializados, pero, como estuvimos discutiendo en una clase del curso anterior, ningún texto deja de tener algún tipo de especialidad. Incluso la literaria, de la que la mayoría piensa que es la variedad de traducción menos especializada, guarda entre sus páginas vocabulario específico de la ciencia ficción o criaturas milenarias, si es una obra de fantasía.
Llegados a este punto, y con la eliminación del mito de la traducción literaria como pilar de este itinerario, nos preguntamos otra vez más qué es la traducción generalista. Según el plan de Estudios de Traducción e Interpretación, la Universidad de Málaga pretende con esta vía «que el graduado sea capaz de realizar, además de los objetivos planteados de manera general [...], un uso profesional de una tercera combinación lingüística. Este itinerario permitirá al alumno que no tenga clara la realización de una posible especialización [...] ampliar sus lenguas extranjeras de trabajo y buscar una salida profesional con esta triple combinación lingüística».
Evidentemente, este itinerario tiene unas ventajas y desventajas que puede no tener otras vías por las asignaturas que contiene. Sin embargo, yo voy a explicar las razones por las cuales elegí este itinerario y algunas cosas que se podrían mejorar o tener en cuenta para futuras promociones.
La principal razón por la que elegí el itinerario de Traducción Generalista fue que en esta vía no tenemos que estudiar las asignaturas de interpretación —a muchos les da miedo o no terminan de entenderse con ella—, y creo que es una de las razones por las que también este camino para terminar la carrera y lanzarse al mercado laboral es atractivo para otros estudiantes. Sin embargo, para mí la interpretación no era un problema; al menos, no del todo. Resulta que mi experiencia con la interpretación ha sido bastante satisfactoria, pero era de inglés, y tampoco obtuve tan buenas notas como en traducción. Además, si a eso le añadimos que desde un principio me he visto más como traductor que como intérprete y que no me veo lo suficientemente preparado en mi segunda lengua extranjera —el alemán— como para hacer interpretaciones, se podría decir que el itinerario de traducción generalista sería el perfecto para mí.
Por último, siempre he tenido la espinita (desde primero) de no haber hecho otra lengua extranjera ofertada por la Universidad de Málaga. Y digamos que el hecho de poder estudiar una segunda lengua extranjera —en mi caso, el italiano— hace que me olvide un poco de la interpretación. Así se cumple uno de los objetivos de la UMA al ofertar este itinerario: con esa tercera combinación lingüística (y una formación complementaria en esta, obviamente), tendremos más visión, más mercado y más opciones a la hora de buscar trabajo.
Aunque todo parezca positivo hasta ahora, la verdad es que tengo que exponer un par de cosas que no me han gustado todo lo que debiera. Sí, ya sé que acabo de mencionar que el itinerario de traducción generalista es el perfecto para mí, dada mi situación y mis gustos a la hora de traducir (me encantan la literaria y la audiovisual, y al elegir las asignaturas las orienté hacia el mundo editorial), pero me entristeció mucho saber que en este itinerario —y en los demás, al menos de momento— no había asignaturas de traducción audiovisual. No solo me entristeció por mis gustos personales, sino más bien porque es una de las modalidades de traducción a las que más futuro le veo. No solo por ser polifacética en cuanto al tipo de texto que hay que traducir (traducción de guiones, de videojuegos, audiodescripción, subtitulación...), sino también porque potencia mucho la creatividad, virtud necesaria en otras modalidades —como la literaria— y que no se potencian en las modalidades más estrictas, como la jurídica.
Si antes exponía la ausencia de la interpretación como algo bueno, la verdad es que me gustaría haber podido elegir las asignaturas de interpretación de inglés en una vía que me reconozca esas asignaturas como de especialidad y no como simples asignaturas de libre elección o ampliación de matrícula. Es verdad que la Universidad de Málaga expone que el estudiante puede terminar la carrera sin tener que elegir interpretación, pero en la práctica no es del todo cierto. La vía de Traducción Especializada, que es otra de las vías que se puede elegir en cuarto, tiene en su programa dos asignaturas de interpretación de la lengua C: bilateral y consecutiva. Hay ciertos casos, como el de un servidor, en los que los alumnos se ven obligados a elegir la vía de Traducción Generalista porque no se creen que tengan nivel suficiente en su segunda lengua extranjera.
Otro elemento que hay que tener en cuenta es que tenemos que seguir formándonos en la segunda lengua extranjera que estudiamos durante este año si queremos tener más posibilidades de explotar esa oportunidad de tener una tercera combinación lingüística con la que poder trabajar. No sé qué tipo de formación recibiremos, pero un año me parece demasiado poco en cualquier caso, y más si es un idioma del que empezamos de cero.
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La traducción generalista —o más bien, mi opinión sobre esta vía— termina aquí. Espero poder disfrutar al máximo de este año que, supuestamente, está organizado a nuestro gusto. Como he mencionado, las asignaturas que he elegido en mi itinerario están más enfocadas al mundo editorial, pues siempre me ha gustado leer, escribir y, desde hace poco (relativamente), también traducir obras literarias; también me estoy enamorando mucho de mi segunda lengua extranjera, el italiano; y, aunque parezca mentira, me estoy reconciliando con el alemán, con el que tengo relaciones tormentosas desde hace bastante... Quizás este año no esté tan mal.