Syriza nace en 2004 y espoleado por la crisis, ha ido aumentando su representación en el Parlamento griego hasta rozar la mayoría absoluta (le faltan dos diputados) en las pasadas elecciones del 25 de enero de 2015. Ha crecido en paralelo al partido neonazi Amanecer Dorado (3ª tercer partido en las citadas elecciones), movimiento antagonista pero también surgido como respuesta a la crisis.
Pero, ¿cómo empieza la crisis griega? La crisis económica griega comenzó debido a la crisis económica en Estados Unidos de 2007. El precio para financiar la deuda se disparó por lo que en 2010 el gobierno griego solicitó un paquete de ayuda financiera al FMI para evitar la suspensión de pagos. Ahí se descubrieron errores en el verdadero déficit presupuestario de las cuentas griegas. Las condiciones del préstamo implicaron un plan de austeridad con importantes recortes en política social respondidos con manifestaciones y varias huelgas generales. Las medidas de austeridad provocaron un aumento de la deuda y como consecuencia se debió solicitar un segundo rescate en 2011 bajo la amenaza de que Grecia podía llegar a ser expulsada del euro. La crisis económica acabó provocando una crisis social al provocar un aumento del paro, el desmantelamiento de la sanidad pública, despido masivo de funcionarios públicos y en conjunto, el empobrecimiento de la población. Las causas de la crisis (mal gobierno, acreedores externos y presiones de la troika) han provocado una gran desconfianza en los partidos tradicionales (la conservadora Nueva Democracia y el socialdemócrata Pasok) y en la UE; llevando al surgimiento y crecimiento de partidos como Syriza o Amanecer Dorado con respuestas dispares a la crisis. Si Syriza aboga por la negociación de la deuda, aumento del salario mínimo y mayores prestaciones sociales; Amanecer Dorado echa la culpa a los inmigrantes y defiende la política de “Grecia para los griegos”.
El aumento de la desconfianza en los partidos tradicionales ha provocado que elección tras elección, estas opciones nuevas adquieran cada vez más importancia hasta el punto que en las elecciones de enero de 2015, Syriza ha rozado la mayoría absoluta y Amanecer Dorado ha conseguido situarse en el tercer partido del Parlamento. El crecimiento de Syriza no ha sido fácil pues ha sido combatido externamente (Alemania, UE) con amenazas si Grecia dejaba de pagar la deuda pero finalmente, los griegos han superado el miedo y han optado por el cambio.
En España, el crecimiento de Syriza ha sido comparado con el de Podemos. Ambas son fuerzas que desde la izquierda radical y con un discurso innovador “anti-casta” llaman a cambiar el sistema imperante. En realidad, se ha comparado al partido griego con Podemos cuando también comparte discurso y visión económico-social con IU, con la particularidad de que la formación eco-socialista no ha sabido vender tan bien su discurso como Podemos.
Ahora la duda está en saber si el gobierno liderado por Alexis Tsipras podrá cumplir con sus promesas. Es complicado porque el poder de la troika financiera es muy influyente sin embargo, las políticas de austeridad han de ser eliminadas en favor de un fortalecimiento del estado del bienestar que permita generar empleo y a su vez riqueza.
Habrá quien piense que lo que acontece en Grecia no le importa. No es así, en un mundo cada vez más globalizado y donde los tentáculos de la troika y la dirección de la UE llegan a todas partes; cualquier medida que se tome en Berlín o Bruselas nos afecta a todos los ciudadanos de la Unión desde Estocolmo a Estoril. En la UE se imprimen políticas económicas comunes que marcan el día a día de los ciudadanos. Después, ya está como las implanten los diferentes gobiernos en los Estados. Aunque el margen de acción de los gobiernos es cada vez menor, siempre queda espacio para los gobiernos de turno. Lo fácil es decir que el enemigo es externo y sin identificar (la troika); definido como un ente lejano y sin caras definidas. Los gobiernos se escudan en que todo ya viene hecho desde Europa, ese sitio tan lejano que nadie acaba de situar; es una manera sencilla de quitarse las pulgas de encima y no asumir responsabilidades.