La primera impresión fue de sorpresa maravillada: qué bien hecho, qué bien explicado, qué bien hilados todos los aspectos denunciados por todos pero de forma inconexa. De repente viene el retoño de la multinacional Procter & Gamble y nos lo explica todo cuál experto del NWO.
Luego apago el sonido, y los observo a los dos: fríos, comedidos, tiesos como estacas -sobre todo ella, seca y fría, parece una mantis- no se les mueve un pelo, no se encienden como Icke, no se inclinan o colocan en diagonal como Haramein, son ortogonales, no se indignan ante el horror y la injusticia, pero tampoco transmiten la serenidad de las personas espirituales que han logrado la tranquilidad tras años de meditación y silencio.
Estoy desconcertada.