Qué esperar de un padre primerizo

Por Titiroca

Hoy me he enterado de que un amigo de siempre va a ser papá, y al contármelo me ha dicho que se está planteando empezar a leerse mi blog para ver la que se le avecina.

Y pensando… acabo de ser consciente de que siempre escribo de manera subjetiva, tal y cómo lo he vivido y lo vivo YO. Sin embargo, falta la maternidad desde otro punto de vista: el del padre. Cómo lo vive, cómo actúa, qué esperar de un padre primerizo.

Porque seamos realistas, tener un hijo es un cambio drástico tanto para la madre como para el padre (aunque obviamente más para la madre).

Qué esperar de un padre primerizo.

Al nacer su hijo, los padres están (perdón por la expresión) completamente ACOJONADOS, y de hecho no paran de repetir la típica tontería de que las mujeres sabemos cómo cuidar mejor a un bebé sólo por el hecho de ser madres. Que yo sepa, el título de padre y madre nos lo dan el mismo día a la misma hora a ambos. Cuando el bebé llora y no saben qué hacer salen por peteneras con la frase desafortunada de que lo que quiere el bebé es estar con mamá.

Les da pánico no saber qué quiere su bebé. A veces se sienten inútiles y desplazados. Están asumiendo que son PADRES y encima tienen que lidiar con una cantidad descomunal de hormonas que lideran y adoctrinan a su pareja y madre de la criatura.

Los primeros meses están sin saber qué hacer. Ven a su bebé tan pequeño e indefenso que temen interactuar con él por si se les cae al suelo (paranoias que a mi también me aterraban), le cogen demasiado fuerte, no saben como sujetarles bien la cabeza. Y por supuesto, temen el momento de quedarse a solas, por primera vez, con su hijo. Mi pareja sólo le cantaba nanas a escondidas porque le daba vergüenza.

Se olvidan muchas veces de darles la vitamina D, si lleva mucho tiempo con el mismo pañal, si tiene frio al entrar en un local con aire acondicionado, si parece una spice girl así vestida y peinada, ponerle crema, ponerle un gorrito si hace sol… vamos, no le pidamos peras al olmo.

Pero ahí están, al pie del cañón.  Y realmente muchas veces son manías nuestras más que fallos suyos (que conste que muchas otras no, eh!).

Y siendo sincera, las cosas como son: nosotras también tenemos miedo por la responsabilidad que conlleva ser madre y muchas veces no nos entendemos ni a nosotras mismas (y sin ser madres tampoco) y únicamente necesitamos a alguien que no nos levante del suelo, sino que se acueste a nuestro lado hasta que nos podamos levantar. Y en eso NO FALLAN.