¿Qué está mal en el nuevo "estudio" que dice que el nuevo coronavirus fue creado en un laboratorio?

Por Daniel_galarza
Hace unos días algunos medios se hicieron eco de una noticia que parecía broma: "viróloga que huyó de China demuestra en un estudio científico que el nuevo coronavirus es una creación de laboratorio" o similares. La viróloga, cuya fama ha estado aumentando con los meses debido a sus afirmaciones (y sus promotores), es la Dra. Li-Meng Yan, y hasta hace no tanto, sostenía esta clase de afirmaciones únicamente en entrevistas de programas de dudosa calidad científica. Y sí, la Dra. Yan, junto a un trío de investigadores, publicaron un paper dirigido a la comunidad científica, esgrimiendo sus argumentos sobre la presunta artificialidad del SARS-CoV-2.

El problema es que todo el artículo es problemático: desde su contenido circunstancial y altamente cuestionable, o en dónde se está publicando, hasta las motivaciones, influencias y financiación del mismo. En esencia, lo que aparentemente es un trabajo con dudas científicamente legítimas, termina encontrando una defensa apropiada entre la conspiranoia de ultraderecha tan fuerte en nuestros tiempos, gracias a la administración Trump. Y como no podía ser de otra forma, esta publicación de mala ciencia puede ser explotada para presionar contra el gobierno chino, la OMS y los científicos que lo rechazan; es importante resaltar que este artículo se está convirtiendo en un impulso refrescante para las teorías del conspiravirus

SARS-CoV-2. ¿Modificación de laboratorio en lugar de selección natural?

Comencemos con algo que, para muchos, puede ser un tanto irrelevante pero que le da a la comunidad científica algunas razones para dudar de la calidad del nuevo "estudio": dónde se publicó. Resulta que la "investigación" de la Dra. Yan y compañía se ha publicado en el open access Zenodo, no en una revista revisada por pares que puedan determinar cuán serios son los argumentos e hipótesis esgrimidas en el artículo antes de su publicación. 

El artículo titulado "Unusual Features of the SARS-CoV-2 Genome Suggesting Sophisticated Laboratory Modification Rather Than Natural Evolution and Delineation of Its Probable Synthetic Route" alega que existen anomalías en el genoma del virus causante de la COVID-19, que hace improbable que tenga un origen natural. También apunta a un laboratorio específico en su país natal donde han trabajado con coronavirus en el pasado: el Instituto de Virología de Wuhan (el cual, por cierto, fue de gran ayuda a la comunidad científica, al ser el primero en secuenciar el genoma completo del nuevo virus y hacer público todos los datos). Y como no, el artículo también afirma una fuerte censura contra la "teoría artificial" del origen del virus dentro de la comunidad científica, cuestionando que trabajos, como el publicado en Nature Medicine hace unos meses, presentan conflictos de interés. El documento también indica la presunta ruta "sintética" que se habría seguido para crear al virus nuevo. Y si les parece poco, también asegura haber demostrado que el nuevo coronavirus pudo haber sido creado en un lapso de seis meses.

Los expertos han tomado con muchas dudas las afirmaciones de la Dra. Yan y encuentran bastantes inconsistencias. El argumento central de Yan y colaboradores es muy técnico (tal vez demasiado, según han señalado varios críticos... como intentando esconder la superficialidad de los argumentos), y no puede entenderse en profundidad si no se cuenta con conocimiento especializado, aunque su conclusión es clara: el virus fue creado y puede demostrarse mediante la comparativa de su genoma con el de otros virus de murciélagos que sabemos tienen un origen natural. Yan et. al. señalan que una proteína,  la llamada "proteína S habría sido manipulada artificialmente, después de lo cual el virus adquirió la capacidad de unirse a [la enzima] ACE2 e infectar a los seres humanos". Los coronavirus de murciélagos, como son el ZC45 y el ZXC21, carecerían de este tipo de proteína para infectar humanos, capacidad que el SARS-CoV-2 adquirió por manipulación genética, asegura el documento en Zenodo

Pero este tipo de argumentos no parece convencer a nadie en virología o bioquímica, tal como me lo dejó en claro el biólogo celular y catedrático de la Universidad Pablo de Olavide, Guillermo López Lluch:

"El artículo me parece flojito, muy flojito. En Pubmed se puede hacer un seguimiento de los estudios llevados a cabo por grupos de todo el mundo, muchos de ellos estadounidenses, que desde 2003 hasta 2019 estaban estudiando el SARS-COV. Muchos de estos estudios hacen comparaciones con virus encontrados en murciélagos y llegan a la conclusión de que la capacidad de unión a ACE2 humana ya se encuentra en los coronavirus de murciélagos. Algunos grupos modifican la zona específica de unión y comprueban qué aminoácidos son los importantes. Y encuentran reflejos en secuencias de coronavirus naturales. No sé porqué en el artículo de Yan se habla de que ve modificaciones sospechosas de manipulación cuando su propia figura muestra que el SARS-CoV-2 es muy parecido al SARS-COV. Hace la comparación con tan sólo dos coronavirus de murciélagos, supongo que las que mejor les viene, pero obvian estudios recientes sobre este aspecto publicados en Nature. Yo creo que el estudio deja mucho que desear y está redirigido a lo que les interesa."

 López Lluch no está solo en señalar las inconsistencias de las afirmaciones de Yan et. al. con lo que se sabe actualmente sobre los coronavirus en general, y sobre el SARS-CoV-2 en particular. El profesor del Departamento de Inmunología y Microbiología de Scripps Research Institute, Kristian G. Andersen, autor principal del ya citado artículo de Nature Medicine, también ha respondido a los reclamos de esta supuesta investigación:  

"Este informe es uno de los muchos ejemplos de teorías de conspiración que circulan sobre escenarios basados ​​en laboratorio para el origen próximo del SARS-CoV-2. Si bien tales escenarios no deben descartarse sin una investigación y merecen una investigación científica cuidadosa (como hicimos en nuestro artículo "Proximal"), este informe en particular no tiene respaldo, no es científico y parece haber sido creado para respaldar teorías de conspiración sin fundamento."

Andersen no necesitó hacer un análisis complejo para publicar en una revista indexada. Un hilo en Twitter de este investigador es suficiente para demostrar que el informe de Yan et. al. "no es científico y es falso." Andersen primero explica que se centrará en los aspectos "científicos" del artículo, comenzando con la comparación entre el SARS-CoV-2 con los ZC45 y ZXC21: es simplemente falso que el primero haya sido creado de los dos últimos, ya que existen más de 3,500 diferencias entre el virus causante de COVID-19 y estos virus. "El informe ignora TODOS los datos recientes sobre coronavirus de pangolines y murciélagos. Si esto se hubiera incluido, los datos habrían invalidado todos los hallazgos de homología 'misteriosos' en el informe en lo que respecta a la proteína de matriz, Orf8, dominio de unión al receptor, etc.", continúa el hilo.

El Dr. Andersen incluso le recomienda a la Dra. Yan y colaboradores que "en lugar de seguir la absurda 'receta' para crear el SARS-CoV-2 descrita en el informe", mejor intenten basarse en este otro artículo de BioRxiv. También niega la obvia afirmación falsa del informe de Zenodo, que él y sus colaboradores tienen fuertes conflictos de interés. La realidad es que el laboratorio de Andersen nunca ha recibido financiación de China, de ningún grupo procomunista ni trabaja con colaboradores chinos directamente, de ningún laboratorio de aquel país. Para finalizar, Andersen explica que su hilo permanecerá sin la opción de comentario, sencillamente porque tiene un trabajo (y suponemos, una vida personal) más importante que responder a conspiranoicos de redes sociales. Su mensaje es simple y claro:

"No tengo más comentarios sobre este informe; centrémonos en lo importante. Juntos."

¿Quién dices que tiene el conflicto de interés? La ultraderecha detrás de la Dra. Yan


Donald Trump y su ex-asesor de campaña, Steve Bannon, han estado muy atentos a cualquier
información (verdadera o falsa) que pueda inculpar al gobierno chino como responsable 
de la actual pandemia. El hermetismo de la dictadura china solo fomenta aún más
la conspiranoia desde la derecha política. 


Varios portales han recopilado los análisis de otros científicos que califican el informe de Yan et.al. de ser "un preprint extraño e infundado", que "no puede tener ninguna credibilidad en su forma actual" o que "todo [en el documento] es circunstancial y parte es completamente ficticio". Las críticas científicas pueden resumirse en: el genoma del SARS-CoV-2 es conocido por la comunidad científica desde principios del año, y ningún equipo de investigación ha encontrado las anomalías que cita el documento como sospechosas (y ojo, que eso es lo central en su argumentación: solo indica que hay cosas que les "parecen" sospechosas a los autores, no aseguran tajantemente una huella indiscutible de manipulación genética); las revistas con revisión por pares no censuran a los teóricos de la artificialidad del coronavirus, sino que no son aceptados aquellos trabajos que no presentan datos contundentes que contradigan la teoría del origen natural, ya que ésta es el fondo de conocimiento que se tiene como antecedente. Si quieres contradecir aquello a lo que se ha determinado y consensuado, debes mostrar evidencias contundentes, algo que no hace Yan y su equipo. Otra objeción importante es la bibliografía que presenta el paper: enlaces a blogs  antitransgénicos y conspiranoicos, mientras que los estudios científicos a los que se hace referencia o son artículos aún no publicados (preprints) y por tanto no revisados por pares, o artículos serios pero que Yan et.al. niegan o descartan bajo la (siempre confiable, en ausencia de pruebas) conspiranoia de ser "cortinas de humo" teniendo presuntos conflictos de interés. 
Y esto último es quizás la parte más interesante en el caso. Tanto en el paper, como en diversas entrevistas para canales como Fox News, la Dra. Yan ha alegado una fuerte censura y conflicto de interés por parte de las revistas científicas y de la comunidad de investigadores en general, impidiendo que las teorías "alternativas" del origen sintético del coronavirus no lleguen a publicaciones serias, afirmaciones de las que la Dra. jamás se ha molestado en sustentar en pruebas (solo regresa a la citación de blogs con marcados intereses anticiencia, algo que también olvida mencionar). Lo que es más, en ninguna parte del documento en Zenodo aparece la declaración de conflicto de interés del mismo. 
Tal vez si la Dra. Yan nos hubiera informado, desde el inicio de su artículo, que éste fue financiado por la Rule of Law Society y la Rule of Law Foundation (que nunca antes han publicado artículos científicos o médicos), nos habríamos ahorrado el halo de seriedad científica. Estas dos asociaciones no lucrativas resultan estar íntimamente ligadas al ex-asesor de campaña de Trump, Steve Bannon (quien fue presidente de estas organizaciones hace un año). Para quienes no hayan escuchado de él o que solo conozcan las últimas noticias de este insufrible personaje, Bannon ha sido uno de los principales impulsores de la conspiranoia del virus artificial, alegando que China creó el SARS-CoV-2 como un arma biológica y exigiendo que se tomen represiones contra el gobierno del país asiático.
Las teorías del conspiravirus promovidas por los trumpistas (y por el propio Donald Trump) no son algo reciente. Desde abril sabemos que funcionarios de la administración Trump presionaron a las agencias de inteligencia de EE. UU. para que investigaran si el brote se originó a partir de la exposición accidental de científicos dentro del mencionado Instituto de Virología de Wuhan. Las agencias de inteligencia estadounidenses no encontraron nada que sugiriera un accidente de laboratorio o algo similar, cosa que le importó poco a Trump, pues desde mayo asegura tener pruebas del origen en laboratorio del coronavirus, aunque desde entonces jamás las ha presentado. La presión de Trump y compinches para forzar los resultados de las investigaciones de inteligencia ha sido observado por diversos analistas como una acción irracional que pone en duda la objetividad de los resultados de estas agencias, y todo por no aceptar la ciencia de la virología y la epidemiología que desde hace años predecían la aparición de un virus como el SARS-CoV-2, a través de un proceso de selección natural (la zoonosis en particular) y el mal manejo de la fauna silvestre y de granja en diversas partes del mundo.
Hablando de la conspiranoia de Bannon, el diario Daily Beast la describe en una entrada reciente:
"En julio, Bannon pareció adelantarse a los próximos estudios científicos que respaldan su afirmación de que el coronavirus se originó en un laboratorio en Wuhan, China. Le dijo al Daily Mail que los científicos del laboratorio habían "desertado" a los Estados Unidos y estaban colaborando con las agencias de inteligencia estadounidenses. En el podcast "War Room: Pandemic", Bannon ha recibido a otros que han especulado que el virus puede haber sido un "arma biológica" china, pero ha dicho que cree que la explicación más plausible es que "surgió de experimentos que fueron pasando"en ese laboratorio de Wuhan."
Las fundaciones que apoyaron con financiación al equipo de la doctora Yan se encuentran íntimamente relacionadas con Bannon y los medios de comunicación donde se ha hecho eco (podcast, y claro, Fox News) tampoco son exactamente las fuentes imparciales de investigación donde esperaría encontrar un estudio científico. Bannon, experto en la manipulación de la posverdad (y del desvío de recursos), sería uno de los más interesados en insistir con la principal teoría de conspiración de la actual pandemia y encontrar respaldo, sea político o científico: todo ha sido un ataque orquestado del ejército chino. No hay que olvidar que la Dra. Yan ha estado meses reclamando que se le busca censurar, y que todo detrás del actual coronavirus es una "cortina de humo." Habrá que preguntarle entonces, cómo le debemos llamar a los conflictos de interés fácilmente demostrables detrás de sus afirmaciones.
Lo más seguro es que el artículo de Yan y colaboradores no pase la revisión por pares de ninguna revista medianamente seria, pero sí que será sobre-explotado por los teóricos de conspiración de la calle y de los gobiernos de ultraderecha por igual. Esto último ya es un hecho, no solo por las afirmaciones de Bannon y Trump, sino porque el testimonio de la Dra. Yan servirá para dar fuerza a 4 demandas contra China, todas desde estados conservadores de EEUU, que alegan terrorismo biológico por parte de los chinos.
 Vivimos en estos tiempos extraños en los que los juzgados aprovechan lo que unos dicen que es ciencia, los políticos deciden qué afirmaciones considerar como científicamente demostradas y los medios que venden falsos debates como si fueran auténticas controversias científicas, mientras que la comunidad científica pasa ignorada, no solo por los jueces y los políticos, sino por el público deseoso de la conspiranoia y de culpables malvados que intencionalmente hayan causado la catástrofe mundial que hoy padecemos. 
La historia de un virus que surge por zoonosis suena a documental aburrido, no a película de acción-ficción para vivir. 
SI TE INTERESA ESTE TEMA
* "El 'artículo' de la viróloga china que sugiere que el coronavirus fue creado en un laboratorio no tiene evidencias científicas y no está publicado en ninguna revista científica", artículo publicado en Maldita.es.
* "The proximal origins of SARS-CoV-2", artículo de Kristian G. Andersen y colaboradores, publicado en la revista Nature Medicine, vol. 26, Marzo, 2020.
* "SARS-CoV-2 evolution", artículo de Kristian G. Andersen, en Andersen Lab. 
* "Steve Bannon Is Behind Bogus Study That China Created COVID", artículo de Adam Rawsley y Lachlan Markay, publicado en Daily Beast
* El físico Javier Santaolalla, junto al biotecnólogo Darío García (BiotecX), expusieron las razones científicas de por qué el SARS-CoV-2 no es una creación de laboratorio, hace medio año: