Fui al Doral Center Mall a buscar un repuesto para un celular que me encargaron.
Es difícil describir la desazón, la angustia, la opresión en el pecho, que me produjo entrar en lo que en algún tiempo no muy lejano fue uno de los mejores centros comerciales de Maracaibo; de gusto estético discutible, pero un buen sitio de compra.
Lo conseguií convertido en un mercado de Las Playitas, en un zoco callejero, plagado de lo que, a flor de piel, se nota ilegal, fuera de la ley.
Las tiendas venden en su mayoría baratijas chinas a precios de marca gringa. Mercancía traída posiblemente sin ningún arancel de importación legal, pero sí con mucha matraca de por medio. Abundan los stands de productos, articulos, chucherías, adminiculos y repuestos para teléfonos móviles.
En una «tienda», la pantalla que buscaba costaba 50 mil. En la de al lado, 39 mil. Un poco más…
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