El concepto de Sprezzatura no es algo reciente como muchos piensan sino que tiene sus primeros orígenes en el siglo XV, de la mano de Baltasar Castiglione y su obra Il Cortegiano (El Cortesano).
Castiglione fue un noble, cortesano y escritor italiano que a través de su magna obra quiso aclarar cómo debía comportarse un cortesano en su entorno. En este contexto la definición más acorde nos llevaría a entenderlo como la desenvoltura y seguridad propia del caballero cortesano que consiste en disimular un sentimiento o actitud con estudiado ejercicio y gracia.
La etimología de la palabra nos acerca al término Sprezzante, cuya traducción al castellano sería Distante. Término que encaja con la actitud de pasividad del individuo que practica este arte del vestir, frente a lo que los demás puedan pensar sobre ello.
Bajo el concepto erróneo de Sprezzatura se han cometido en los últimos años verdaderas atrocidades, de las que hemos podido ser testigos, por ejemplo, en eventos como el Pitti Uomo. Excesivo uso de complementos o estratégicos desaliños demasiado forzados son alguno de los errores más comúnes. El caballero italiano ha querido seguir con su hegemonía en este terreno y en algunos casos se ha visto forzado a jugar un papel demasiado exagerado. Todo ello en contraposición con la supuesta rectitud del caballero inglés y su impecable presencia, que tampoco se ha salvado de cierta exageración en sus formas y presentación, en los últimos tiempo.
Vivimos en un mundo de excesos en el que hay que llamar la atención para conseguir cierto reconococimiento. Es por ello que en los últimos años hemos visto como las corrientes italiana, británica o francesa más clásicas se han radicalizado adoptando conductas cercanas al verdadero espíritu de la industria textil. Ese espíritu que vive de la fugacidad del estilo y el constante cambio de armario, tan opuesto a los principios básicos por el que toda corriente clásica aboga, basados en la durabilidad tanto en cuanto a la calidad como al diseño.
Desde mi punto de vista la Sprezzatura siempre ha tenido un claro objetivo, que ha sido otorgar la máxima naturalidad posible a nuestro atuendo. Es decir, precisamente huir de artificios y decoraciones superfluas. Lo contrario -que podemos ver arriba en los dos individuos del centro- se aproxima más al fenómeno del Dandismo, en el que sí se opta más por la ostentación y decoración exagerada.
Hacer parecer algo casual cuando realmente ha sido concienzudamente estudiado es una de las claves de esa búsqueda de naturalidad. Pero pierde todo sentido cuando tratamos de hacer pasar por casual un sinfín de detalles milimétricamente interpuestos. Porque fruto de la casualidad puede haberse dado uno de ellos, pero.. ¿Todos a la vez?
Ya sabéis que soy fiel defensor de las corrientes más orientales del planeta. Pienso que en Japón, Corea del Sur o Australia han sabido tomar el testigo de la verdadera esencia de la Sprezzatura, con combinaciones y hechuras bien estudiadas y detalles estratégicamente estudiados. Para mí, estos países han tomado la delantera en lo que a moda clásica masculina se refiere. Sobre todo porque han sabido conjungar muy bien clasicismo con innovación, colorido con sobriedad y atrevimiento con sabiduría.
Si quieres estar al día de lo que se cuece en este mundo te recomiendo que, sin quitar un ojo a Europa, de vez en cuando eches un vistazo a esa otra parte del mundo.
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