¿Qué hace que la gente sea muy creativa?

Publicado el 17 enero 2017 por Javier Díaz Sánchez @javierdisan

¿Nunca te has preguntado por qué algunas personas muestran mayores dosis de creatividad que otras? Debemos partir de la base de que defender una idea nueva, disruptiva, o simplemente diferente no es una tarea fácil. La mayoría de individuos de la manada, de la tribu, de la sociedad, o como queramos referirnos al grupo social en el que nos movemos, mostrará una reacción poco favorecedora de romper con el estatus quo. Y si no que se lo preguntan a Ptolomeo, Copérnico, Keppler, o al mismísimo Galileo.

El mundo que ahora conocemos se lo debemos principalmente a personas que desafiaron lo que hasta entonces eran verdades absolutas. Paralelamente, la sociedad de cada época no ha escatimado esfuerzos en intentar doblegar a estas mismas mentes inquietas. Pero por suerte para nosotros, la fortaleza de carácter de estas personas les permitió hacer valer sus ideas y descubrimientos.

¿Qué hace que la gente sea muy creativa?

Esta pregunta ha llevado a muchos investigadores a intentar determinar qué rasgos de personalidad hacen que unas personas sean más creativas que otras. En 1958, un psicólogo de Berkeley llamado Donald MacKinnon puso en marcha un estudio para identificar las características de las personas altamente creativas en el arte, la ciencia y los negocios. Para ello estudió un grupo de personas cuyo trabajo consiste en aunar estos tres campos: los arquitectos. Para empezar, MacKinnon y sus colegas confeccionaron un listado con los cuarenta arquitectos más creativos en los Estados Unidos. A partir de ahí, empezaron a trabajar con ellos intentando perfilarlos psicológicamente.

Tras analizar los datos de la muestra, un grupo de arquitectos resultó significativamente más responsable, sincero, seguro, confiable, con mejor carácter y genuinamente preocupados por los demás que el otro. Nuestro pensamiento intuitivo podría llevarnos a pensar que éstos deberían ser los arquitectos más creativos pero lo cierto es que no lo eran. Fueron los arquitectos más "ordinarios". MacKinnon encontró que los arquitectos más creativos destacaron en comparación con el resto como sustancialmente más exigentes, agresivos y centrados en sí mismo. Además, este grupo de individuos tenían mayor ego y respondían a la defensiva ante las críticas.

Dominancia, hostilidad y psicopatía

En estudios posteriores se identificaron los mismos patrones al comparar científicos creativos y menos creativos: los científicos más creativos obtuvieron puntuaciones más altas en dominancia, hostilidad y psicopatía. Los científicos altamente creativos fueron calificados por los observadores como dependientes de la creación y explotación de los demás. Ole ahí la solidaridad y el trabajo en equipo, ¿verdad? De hecho, estos científicos se identificaban a si mismos con afirmaciones del tipo "suelo contribuir poco al trabajo de los demás y me atribuyo méritos que no me corresponden" y "tiendo a ser sarcástico y despectivo al describir el valor de otros investigadores". Vamos, lo que vienen siendo unas joyitas de personas.

Lo cierto es que este perfil de profesionales centrados en si mismos parecían tener la habilidad de generar más ideas creativas y defenderlas frente a otros. ¿A qué se debe? Pues fundamentalmente a que estos individuos tienen absoluta confianza en sus propias opiniones y se sienten libres de las ataduras de la aprobación social que limitan a muchas otras personas a la hora de dar rienda suelta a su imaginación. Esto tiene relación directa con dos fenómenos ampliamente conocidos en psicología social, la conformidad y la presión grupal (te invito a leer " Trabajo en equipo: cuando el conjunto es menor que la suma de sus partes ").

Por tanto, ¿podemos concluir que el secreto de la creatividad está en ser un ególatra engreído? Pues no tan rápido. Las personas que son generosas con los demás pueden ser tan creativas como aquellas otras que están más volcadas en si mismas pero es necesario ser conscientes de cómo nos afecta la presión del grupo y buscar estrategias para minimizar su impacto en el proceso creativo. Además, poner en juego hábitos de colaboración pueden ayudar a lograr mejores resultados ya que nuestro mundo es mucho más complejo ahora que hacer varias décadas, hasta el punto de que somos cada vez más dependientes de las capacidades de otros. ¿Qué opinas?

Quizá también te interese leer:
Human cocktail: especialización profesional y dependencia