Recientemente he iniciado un Postgrado de Comunicación Gastronómica y Enológica en la Universidad Abat Oliba.
Hace dos semanas tuvimos la oportunidad de disfrutar de una sesión con Toni Massanés, uno de los gastrónomos más relevantes del panorama nacional. En la actualidad, es crítico gastronómico del suplemento de ocio Què fem? de La Vanguardia y Director de la Fundació Alicia (por reducir su extensa trayectoria en una sola frase).
Al inicio de la clase, Massanés nos apuntaba una pregunta a la que no nos daría respuesta:"¿Qué hace que las cosas sean buenas?". Y así fue, no hubo respuesta. Pero la NO respuesta me llevó a la reflexión y aquí estoy, reflexinando sobre las cosas buenas y qué hace que lo sean.
Nuestro paladar se acostumbra desde pequeños a una serie de sabores que identificamos como buenos y que comparamos constantemente con el resto. Resumiéndolo mucho, podríamos decir que nos parece bueno aquello que nos recuerda momentos agradables, personas a las que queremos... Por ejemplo, para mí el mejor caldo siempre será el de mi madre, por mucho que pruebe otros que para otras personas lo superen.
Eso no impide que podamos probar cosas nuevas y descubrir nuevos sabores. De vez en cuando, es bueno experimentar y juntar alimentos que no pensamos que puedan llegar a casar, para descubrir nuevos sabores que nos provocarán sensaciones nuevas.
Ayer me lancé a probar. Tenía espinacas que iba a hacer salteadas con pasas y piñones, y bacalao que quería hacer a la plancha. Pero al abrir la nevera vi un tupper con un resto de escalivada de berenjena y pimiento y un tetrabrik de leche evaporada empezado a menos de la mitad. "Ummm!!! Y si lo junto todo", pensé. Y así lo hice.
Escaldé las espinacas en una olla con agua y sal durante unos minutos. Las escurrí y puse en un cazo junto a la escalivada. Salpimenté, añadí la leche evaporada (200 ml aprox), llevé a evullición durante unos minutos. Trituré y serví con el bacalao a la plancha desmigado sobre la crema y aderezado con aceite de oliva virgen y un toque de orégano.
Resultó un plato exquisito, agradable al paladar, de textura perfecta, con un ligero retrogusto a escalivada, toda una explosión de sabores en mi boca. Y que decir de mi mejor comensal, Víctor, encantado de la vida de probar un plato diferente ^_^
Comentario: aquí tienes mi receta de escalivada.