¿qué hace que os comprometáis o no con algo?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

por Juan Martines de Salinas

Las empresas están manifestando cada vez más la escasez de compromiso de sus personas con sus proyectos organizacionales y, por supuesto, como principal causa aluden a las prioridades y cambio de valores de las personas en la actualidad. Alegan una actitud más individualista y egoísta de cada persona y, por supuesto, pocas empresas asumen su parte de responsabilidad y se dedican a tirar balones fuera que es lo más fácil de hacer.

El compromiso es algo muy fácil de dar, sin embargo, el cumplirlo es más complicado. Cuando realmente se ve la involucración, responsabilidad y valor de cada persona es cuando toca demostrar de verdad si su compromiso verbal con un proyecto, empresa, etc. es real o no con hechos.

Lógicamente, dicho compromiso es algo mutuo que debe de partir de la persona y también de la organización. No podemos pretender que la persona se comprometa con la empresa y ésta no lo haga con sus personas y viceversa. Lo que está claro es que el cumplir el compromiso parte de la fuerza interior de cada persona donde priman unos valores, una ilusión por el proyecto, etc. que se ve reforzado por la pertenencia a un grupo y por la percepción de valor añadido que le da esa compañía o proyecto. Siempre pueden existir excepciones donde determinadas personas se comprometen mucho más allá de lo debido porque están hechos de una pasta especial.

Por ello muchas empresas en vez de afirmar que sus trabajadores no se comprometen con su trabajo, deberían preguntarse qué han hecho ellas para que sus trabajadores se comprometan más o qué podrían hacer de otra forma para que cambiase el nivel de compromiso de sus personas.

Las compañías deben demostrar que sus personas son importantes para sus cúpulas directivas, es decir, contar con ellos en las decisiones organizativas, escuchar su opinión, permitirles desarrollar sus ideas y otras muchas cosas. En una palabra permitir que las personas de una empresa participen y se sientan parte viva de la comunidad laboral de la que forman parte.

Algunas empresas, desde que comenzó la crisis, han tomado decisiones injustas sin dar explicaciones a las personas que aun permanecen con ellos. Mantienen incertidumbre, generan miedo y no son claros en los pasos que se deben acometer. Pretenden que por arte de magia, las personas asuman ahora más trabajo, es decir, que hagan el trabajo de varias personas aunque eso suponga tener que hacer muchas más horas por el mismo salario. Eso sí, cuando despidieron a sus compañeros, muchos de ellos muy trabajadores, no dieron una explicación ni se tomaron una serie de medidas de recorte en determinadas partidas de gastos y beneficios de los puestos de mayor nivel. Con este panorama: ¿puede uno estar comprometido con este tipo de empresas? Creo que la respuesta es muy obvia. Determinadas personas, llegado el momento, van al trabajo como pueden porque necesitan vivir pero, obviamente, no se van a matar por una compañía que en cualquier momento puede prescindir de ellos porque no son más que un mero número.

Las empresas, para conseguir que sus personas se comprometan, deben de establecer de forma clara las premisas de un proyecto global en el que antes de exigir compromiso, lo ofrezcan y verán como poco a poco van obteniendo frutos. Los principales vendedores de la cultural empresarial de una compañía son sus personas y si estas están contentas y satisfechas con la misma van a ser los mejores embajadores de la misma. Debéis pensar que si una persona no esta contenta en su trabajo, a la larga lo manifiesta de diversas maneras y no da todo lo que podría dar, es decir, se limita ha hacer lo justo y necesario, sin aportar nada de valor que es lo que al final cuenta. Las personas deben diferenciarse en la forma de hacer su trabajo respecto al resto y para ello deben estar comprometidos al 100% con lo que hacen. Y si varias personas de su organización en un momento dado, hacían bastante más por el proyecto y ahora no lo hacen debería preguntarse qué ha podido pasar.

No olvidemos que el compromiso diferenciador debe recompensarse porque si no se valora adecuadamente o se ignora conseguiremos que desaparezca cuando la persona que lo tiene vea que es tratado igual que todos.

Por ello, las compañías deben saber identificar a las personas que están comprometidas con ellas mediante la observación y tenerlos como ejemplo a seguir sin duda. El problema es que bastantes empresas se conforman con lo estándar y piensan que cualquiera puede desempeñar sus posiciones con unos mínimos. Al final, solo valoran lo que tenían cuando lo pierden y al mismo tiempo, no toman ninguna medida al respecto para que no vuelva a pasar.

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