¿Qué hacemos ahora señor Estivill?

Por Covadongamora

Hoy escribo desde las entrañas (¿cuándo no?), sin parar a pensar demasiado lo que escribo pues la sangre hierve. Esta mañana una amiga me dice que han publicado en un medio nacional (en su edición digital) una entrevista donde el doctor Eduard Estivill contesta a varias preguntas y que en una de ellas se "retracta" de algún consejo publicado en el libro Duérmete, niño. Pienso: "imposible".
Antes de continuar, ojo con esta imagen de uno de los ejemplares de su libro Duérmete niño en el que se lee "Ya tiene tres meses, empieza la cuenta atrás".

Ahora encuentro el momento para leerlo y atención con esta pregunta (de una de las lectoras del diario) y su pertinente contestación (del señor Estivill):
He leido el libro Duérmete niño, y tengo la duda de a qué edad se debe empezar a aplicar el método que propone. En un recién nacido con lactancia materna a demanda, ¿cómo es posible conjugarla con el método?
“Recientemente hemos publicado el libro ‘A dormir’, que es la actualización de los conocimientos sobre el sueño de los niños. En él, explicamos unas normas para enseñar a dormir a los niños correctamente respetando la lactancia materna, de hecho los estudios científicos que hemos publicado en la revista española de pediatría han sido realizados en niños con lactancia materna a demanda. En el cerebro de los niños existe un grupo de células que es nuestro reloj biológico. Es el que nos indica que hemos de dormir de noche y estar despiertos de día. Como otras estructuras del cerebro de los niños, este reloj biológico es inmaduro al nacer. Por esto los niños duermen a trocitos y no pueden dormir de un tirón las horas nocturnas hasta los seis meses de edad. Las normas que explicábamos en ‘Duermete niño’ eran para los niños a partir de los tres años que tenían el denominado ‘insomnio infantil por hábitos incorrectos’. Estas norma no pueden ser aplicadas en los niños más pequeños por esta inmadurez de su reloj biológico. Hay que realizar otras rutinas respetando la lactancia materna a demanda para ir enseñando a este reloj biológico a sincronizarse con el medio ambiente y así llegar de seis meses con un sueño nocturno adecuado de unas once horas y tres siestas diurnas: una después del desayuno, una después de la comida y una después de la merienda.”
Conforme voy leyendo, siento que la temperatura y el ritmo de mi sangre van subiendo, se me retuerce el estómago. Estivill en su tristemente afamado Duérmete niño recomienda a los padres que se deshagan de los intercomunicadores, "porque el recién nacido tiene la mala costumbre de lloriquear por la noche" y que el bebé "debe dormir en su cuna y en su habitación desde el primer día de vida". Además, deja muy claro que el método como tal se puede aplicar a partir de los 6 meses, pero también recomienda "desde el tercer mes no os levantéis a cogerlo ante el primer gemido".

Señor Estivill (disculpe que no me dirija a usted como doctor y dudo mucho en llamarle señor, pero las normas de cortesía escritas son las que son y así lo haré), para aplicar su "metodito" (dejaremos de lado que es un casi calco del método Ferber), ahora habla de "niños a partir de los tres años". ¿Nos quiere tomar el pelo? ¿De qué va?
Por todos es sabido, y sus ejemplares así lo demuestran, que nunca ha hablado de niños de 3 años con "insomnio infantil por hábitos incorrectos" sino que siempre ha apelado a la necesidad de enseñar a dormir a los más pequeños y que las mayores referencias en su libro son dirigidas a bebés. ¿Piensa que nos chupamos el dedo? ¿Con qué credibilidad se presenta para hablar de sueño infantil?
Pues no. señor Estivill, todas sabemos que esto es una estrategia de markéting para publicitar su nuevo libro, que las inexistentes referencias científicas sobre su método le delatan día tras día y que la evidencia científica le contradice. Pero sabe qué: a mí eso me importa un bledo porque de charlatanes y de falsos gurús está el mundo lleno.
A mí lo que me importa es cómo hay gente que se gana parte de su vida gracias al llanto de muchos bebés que se sienten solos y abandonados en sus cunas, como si nadie los amara. A mí lo que me importa es cómo se alienta a los padres para que sus hijos se consuelen solos en una edad en la que no están preparados. A mí lo que me importa es cómo se juega con los sentimientos de seres indefensos que necesitan protección. A mí lo que me importa es cómo alguien puede dormir con la conciencia tranquila mientras cada noche cientos de bebés lloran desconsolados porque sus padres creen que están haciendo lo mejor. A mí lo que me importa es si alguien no tiene pesadillas al pensar en los dramas que viven muchas familias por éste infundado método.
En un mundo ideal (o simplemente algo más humano y real), ahora se le obligaría a retractarse y a pedir disculpas a todas y cada una de las miles de familias que confiaron en sus palabras y en sus indicaciones.
Ahora señor Estivill, me voy a dormir. Me voy a dormir en una cama de matrimonio con mis dos hijos de 3 y 4 años. Sí, señor, dormimos juntos y ninguno padecemos el "insomnio infantil por métodos incorrectos". Sí, señor, sé cómo me acuesto pero nunca cómo me levanto pues aparecen piernas y brazos por el sitio menos pensado. Sí, señor, soy feliz durmiendo así y no me creo ni una sola de sus agoreras palabras sobre el nefasto futuro que nos espera por hacerlo así. Y sí, señor,  mi marido y yo continuamos vida de pareja que para eso tenemos imaginación.
No sé si desearle buenas noches. Mejor no, usted ya es un experto en esto ¿no?