Revista Coaching

Qué hacer cuando el mundo cambia: 4 actitudes y 11 estrategias.

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Qué hacer cuando el mundo cambia: 4 actitudes y 11 estrategias.

El futuro está impactando tan rápido y tan fuerte que no nos da tiempo a adaptarnos, nadie nos ha enseñado a convivir con el cambio y gestionarlo. Cuando todas las certezas que teníamos se tambalean y la única segura es el cambio mismo, dejan de servirnos nuestras creencias y presupuestos tradicionales.

Tampoco nos resuelve el problema el conocimiento entendido como cúmulo de datos e información para tomar decisiones. Necesitamos abrirnos a un conjunto de nuevas prácticas para poder navegar en el cambio desde un conversar diferente con el mundo, la apertura, el compromiso, el desarrollo de una nueva emocionalidad, la creación o integración en redes conversacionales que están inventando nuevos mundos.

Las diferentes posturas que como personas u organizaciones adoptamos ante el cambio.

1. Actitud reactiva:

Parar el futuro y sus efectos, generando mecanismos de lucha y oposición como lo hicieron los luditas (utilizando la violencia contra la tecnología) en los albores de la Era Industrial, no sólo blindándose ante los cambios, sino siendo beligerantes con ellos.

Esta actitud la hemos visto a lo largo de la historia, por ejemplo cuando las instituciones del Antiguo Régimen se organizaron en Europa para reprimir mediante la violencia los cambios del Nuevo Régimen. Pero también es una posición personal que está presente cuando reaccionamos contra cualquier innovación que pueda poner en jaque nuestro trabajo o forma de vida.

2. Actitud defensiva:

Es una posición más suave que la anterior, de blindaje para bloquear el cambio, articulando medidas que puedan minimizar su impacto. No se trata de atacar el cambio sino de defenderse de él y evitar sus efectos. Por ejemplo, con el inicio de la globalización, algunos países adoptaron medidas proteccionistas para escapar de los efectos de una economía global ante la que terminaron sucumbiendo.

3. Actitud reformista:

Aceptar parte del cambio y producir ajustes (reformas) para la adaptación, conservando la esencia. Podemos decir que sin abrirnos al cambio, a regañadientes, aceptamos la nueva realidad y reformamos lo imprescindible sin poner en riesgo lo antiguo.

A lo largo de la historia, el capitalismo o el socialismo han producido ajustes al tener que lidiar con circunstancias completamente nuevas.

4. Actitud aperturista/disruptiva:

No sólo acepta el cambio sino que sale a su encuentro abrazándolo y estando dispuesto a transformar la propia esencia. Por ejemplo el posthumanismo que aboga abiertamente por cambiar la naturaleza del ser humano integrándola con la tecnología.

Históricamente las posiciones reactivas/defensivas han frenado y están frenando el progreso humano, ejerciendo una profunda influencia en nuestras instituciones y en nosotros como personas individuales. Gobiernos, patronales, sindicatos, partidos políticos... viven en esa postura, eso explica que nuestros sistemas educativos, productivos y laborales no evolucionen.

El progreso humano a lo largo de la historia ha estado condicionado por la evolución desde las posturas reactivas/defensivas a las reformistas/aperturistas. Las civilizaciones, culturas, épocas históricas, paradigmas, sistemas, políticas, países, comunidades y su avance están condicionadas por el rol que adopten en torno a ellas. En este momento, como comunidades y personas individuales nos estamos debatiendo en torno a esas posiciones, afectando las decisiones a los diferentes planos de la realidad y por ende a los resultados que producimos.

1. La innovación consiste en tomar algo que ya existe y ponerle algo nuevo.

Incluso la posición más disruptiva del posthumanismo que apuesta por una evolución basada en la hibridación ser humano/máquina, conserva la base del ser humano.

Cualquier innovación tiene una parte de antiguo y nuevo. Por ejemplo, el smartphone tiene un teléfono (antiguo), más Internet, correo electrónico, radio, televisión (nuevo). El automóvil toma como base el coche de caballos (viejo) sobre una máquina de vapor (nuevo).

Te digo esto porque cuando el mundo cambia puedes innovar en tu campo, pero para que tu innovación funcione y puedas vivir de ella, tienes que hacer algo que conecte con una tradición y prácticas sociales de la gente y agregar algo nuevo.

Algo nuevo, completamente nuevo, no funciona porque aunque sea ocurrente no forma parte de los usos y costumbres de la comunidad, so pena que cambies las prácticas de esos clientes, y eso requiere un gran esfuerzo (¿de qué hubiera servido el invento del automóvil en la Edad Media?).

2. La postura refractaria al cambio está relacionada con las creencias limitantes.

No es cierto que el ser humano sea refractario al cambio, ninguna otra especie ha abrazado tantos cambios y ha transformado tanto la faz de la Tierra.

Sin embargo, la cultura nacida de Occidente inoculó hace 2500 años una creencia limitante, una tradición que nace con la metafísica del ser iniciada con Parménides y continuada con Sócrates, Platón, Aristóteles, la Escolástica... llegando viva a nuestros días. Es el entendimiento del ser humano como realidad eterna e inmutable.

Ahí está la raíz de nuestra actitud reactiva y defensiva al cambio, forma parte del ADN de nuestro pensamiento ("yo soy así"; "el mundo es así", "así son las cosas y así serán siempre"...).

Una tiranía que nos degrada como seres humanos y nos condena a la irrelevancia: si las cosas son así, mi actitud será luchar o defenderme de lo que contravenga a esa realidad "verdadera"; desde esta posición, las compuertas del cambio quedan clausuradas. Esa es la verdadera inercia que frena el cambio.

3. Otro error: abrirnos al cambio se consigue con más conocimiento.

Muchas personas recurren al viejo concepto del conocimiento como acumulación de datos e información para responder a las incertidumbres del cambio. Y claro, esto no funciona, así vemos como muchas personas se pasan media vida acumulando conocimientos y títulos, sin que esos conocimientos les sirvan para hacer cambios útiles (en numerosas ocasiones he manifestado que si tienes la cabeza llena de conocimientos y no sabes qué hacer con ellos es como si la tuvieras llena de garbanzos). El conocimiento moderno es acción e innovación

¿Entonces cuáles son las prácticas y habilidades que nos ayudan a pasar de una actitud reactiva-defensiva a otra reformista-disruptiva? ¿Cómo navegar en la incertidumbre? ¿Cómo enfocar nuestras vidas personales y profesionales? ¿Qué aprender? ¿Qué actitud adoptar?

4. Aprender lenguaje. Un nuevo habitar del lenguaje.

El lenguaje no es datos e información para describir el mundo. El lenguaje tiene un lado oculto que ha pasado desapercibido durante siglos. Un espacio de donde surgen compromisos y nos coordinamos para producir acciones (el lenguaje es generativo y fuente de nuevas realidades). No se trata pues de aprender la sintaxis y reglas del idioma (eso ya lo hacemos en el colegio), se trata de apropiarnos de esas funciones ocultas con las que traemos el futuro al presente.

Las funciones visibles del lenguaje se manifiestan en los actos locutivos cuando describimos el mundo (campo con flores); pero la función transformadora del lenguaje se evidencia cuando las palabras producen cosas (actos ilocutivos), ahí el hablar produce un futuro inédito, por ejemplo cuando prometemos, aceptamos o pedimos.

5. Crear confianza, cumplir a rajatabla los compromisos, ser impecables.

La confianza abre el espacio a las posibilidades, cuando hay confianza se comprometen acciones aún sin tener certeza de los resultados que pueden producir. La práctica de prometer cosas y cumplirlas a una comunidad nos brinda el espacio para ser relevantes en ese entorno.

6. Crear compromisos en torno a preocupaciones compartidas.

No podemos adivinar el futuro pero sí conectar nuestro objetivo personal o profesional con un desafío de la humanidad, conectándonos con las personas y lugares que tienen la misma preocupación y ocupación. Sólo necesitamos prácticas sociales (conversacionales) para hacerlo pues las tecnologías de la información ponen a todas esas personas a nuestro alcance.

7. Convertirte en una oferta para el mundo.

Diseñando una oferta, mostrándola al mundo y seduciendo con ella.

8. Construir relatos poderosos de posibilidades y abrir horizontes de futuro.

Un mundo que está en posición reactiva/defensiva y en menor medida reformista, necesita relatos seductores y posibilistas de futuro, contadores de cuentos de posibilidades (no cuentistas). Tan ocupadas están las organizaciones en defender sus posturas que han quedado huérfanas de narrativas de posibilidades. Ahí tienes una gran oportunidad para hacerte presente.

Para construir tu relato recuerda que la gente para aceptar el cambio, necesita cuentos del futuro que les haga sentido porque conectan con sus sensibilidades del pasado. El relato poderoso tiende una pasarela entre el pasado que se quiere conservar y el futuro que se desea abrir.

9. Conseguir un cliente y cuidarlo.

El cambio global altera la relación de los clientes con sus proveedores, tu gran oportunidad está en conseguir clientes con tu oferta. Pero este camino se recorre paso a paso. Consigue tu primer cliente y cuídalo, tu cambio se inicia cuando tu primer cliente comienza a hablar bien de ti, luego haz lo mismo con otro, y luego otro y otro... los clientes satisfechos son los que van articulando tu red. Calcula siempre para entregar un poco más de lo que esperan de ti, supera sus expectativas.

10. Observar estados de ánimo en las comunidades, gestionarlos y orquestarlos ante un propósito nuevo.

Un ejercicio que va mucho más allá de reconocer las emociones y operar sobre ellas, la gestión emocional ha pasado de ser algo marginal a una moda superficial manoseada por el coaching y otras disciplinas que han degradado sus funciones superiores. Se trata de cultivar nuevas prácticas transformadoras desde la gestión emocional, de observar estados de ánimo colectivos, operar sobre ellos, transformarlos y orquestarlos.

Crear espacios emocionales expansiones desde la función profética y poética de la palabra mezclada con el dominio de actos ilocutivos. Redirigir la mirada de una comunidad a un propósito de futuro compartido, convocando a la gente a la acción (producir un cambio).

Para estar en la ola del cambio es muy útil desarrollar sensibilidades poéticas, pues son los poetas los que crean las emociones sociales para que las cosas ocurran. En tus relatos la prosa describe la nueva realidad pero el verso inspira, conmueve y moviliza la acción.

Para realizar estas tareas es determinante tu capacidad de observación y escucha del trasfondo de los estados de ánimo sobre la comunidad en la que vas a actuar. Ten en cuenta que los estados de ánimo son atmósferas envolventes que nos atraviesan hasta el tuétano y nos contagian (tenemos estados de ánimo que definen regiones del mundo, países, ciudades, familias; estados de ánimo de empresas y organizaciones concretas; estados de ánimo de lunes, de sábado...).

Cuando trabajo con mi equipo en proyectos sociales de transformación y cambio, buena parte de nuestra energía se emplea en observar (escuchar) esos estados de ánimo, descubrir su origen y mecanismos, para luego articularlos y orquestarlos en torno a la proyección de un nuevo futuro que convoca a la acción a toda la comunidad. Un trabajo complejo y a veces agotador, aunque de él dependen por entero los resultados del cambio que alumbramos.

11. Permanecer atento a las conversaciones sociales que surgen.

Y hacerse presente en ellas, creando lazos y relaciones (redes) con las personas con las que compartimos intereses. Si quieres estar en los cambios tecnológicos, la medicina, el arte, la cultura...; tendrás que formar parte de esos corrillos, utilizando tu osadía, acudiendo sin invitación, convirtiéndote en interlocutor en esa comunidad y declarándote parte de ese club.

Un cambio radical de espectador del mundo a actor, desde un compromiso total de aprendizaje, crecimiento permanente, servicio y sinceridad. No esperes a que las oportunidades para formar parte del cambio te llamen a la puerta, no ocurrirá, tú salta a la cancha y juega el partido, si te sacan de ella por lo menos serás conocido en ese chance.

La cosa más valiosa que he aprendido ha sido a entrar sin invitación allí donde se está cocinando el futuro, no me ruboriza, alguna vez que me han cerrado la puerta he procurado entrar por alguna ventana o por la puerta trasera, consciente de la importancia de poder conversar y contar nuestros relatos de futuro en esos círculos.

Es muy importante estar preparado para actuar cuando el mundo cambia pero más aún hacer que el mundo cambie. Las herramientas que te entregamos te sirven en ambos supuestos.

Por eso estamos aquí, disponibles para inventar contigo relatos poderosos que le den sentido al mundo, y lo más importante, desarrollar compromisos y acciones para hacer realidad esos relatos.

Fuente: https://manuelgross.blogspot.com.ar/2017/12/que-hacer-cuando-el-mundo-cambia-4.html

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