No sé si te ha pasado alguna vez que hablas con alguien a quien admiras, que tiene una. vida como tú a querrías, o quizá viendo una película y te quedas pensando…
Yo quería algo así, ¿en qué momento elegí otro camino? ¿Cómo he llegado hasta aquí?
No tiene que ser necesariamente algo malo pero no es lo que querías. No es lo que quieres.
Reflexionando sobre mi propia vida y cambios he llegado a la conclusión de que hay tres factores determinantes a la hora de acabar donde y cómo quieres.
- Saber lo que quieres.
- Actuar con coherencia.
- No renunciar a lo que quieres.
Quizá leas esto y no te sientas identificada en una de estas fases o puntos, perfecto, no busquemos problemas donde no los hay, estás bien, sigue así.
Pero puede que sí te sientas identificada con algún punto concreto.
1. Saber lo que quieres
Parece fácil, pero… ¿De verdad lo sabes?
A veces nos sentimos desconectadas porque algo ha cambiado: tú, tus circunstancias, tus prioridades… Y lo que antes querías ya no encaja. Sigues en piloto automático, hasta que un día te das cuenta.
O quizá sabes de sobra que no estás en el camino que quieres.
Has hecho lo que se esperaba de ti, ya no te llena como antes, pensabas que te iba a gustar… Pero no.
A lo mejor te has ido dejando llevar por lo que te ha pasado en la vida y no te has parado nunca a pensar de verdad: ¿qué quiero yo?
2. Actuar con coherencia
Este punto se nos olvida a menudo.
Sabes lo que quieres pero… No ves resultados, avances. Y quizá es porque no estás actuando en consonancia.
Tiene que haber coherencia entre lo que dices que quieres y lo que haces. ¿La hay?
Pregúntate: ¿Mis decisiones, lo que hago, me acerca a lo que quiero?
3. No renunciar antes de tiempo
A veces renunciamos a lo que queremos casi desde el principio, tiramos la toalla antes de empezar.
La mente se llena de “y si…” o «¿para qué?».
-
¿Y si fallo?
-
¿Y si es una tontería?
-
¿Para qué voy a cambiarlo todo ahora?
Y sin darte cuenta, te alejas de algo que sí querías.
Quizá este sea un buen momento para volver a comprometerte contigo misma, dejar de darle tantas vueltas a lo que podría salir mal y empezar a pensar en lo que puede salir bien y en que merece la pena probarlo.
Y ahora… ¿dónde estás tú?
Quizá leas esto y no te sientas identificada en una de estas fases o puntos, perfecto, no busquemos problemas donde no los hay, estás bien, sigue así.
Pero también puede que te identifiques con algún punto concreto.
-
Si no sabes lo que quieres, nunca es tarde para descubrirlo y puede interesarte mi programa Qué hacer cuando no sabes qué hacer.
-
Puede que te hayas dado cuenta que sabes lo que quieres pero no acabas de avanzar… Revisa entonces lo que estás haciendo. ¿Haces lo que dices? ¿Sabes lo que quieres pero estás aceptando lo que no quieres? A veces cuesta pensarlo, pero es necesario para empezar a actuar en consonancia con tus deseos. ¿Qué quieres, qué pasos tienes que dar, qué comportamientos tienes que adquirir o cambiar?
- Si, por otro lado, te acabas de dar cuenta de que sabes (o sabías) lo que querías y has renunciado ni sabes cómo, puede ser un buen momento para volver a comprometerte contigo misma, dejar en pensar en posibles riesgos y plantearte las posibilidades reales que tienes de conseguirlo, para que después puedas pasar al segundo punto, actuar con coherencia.
Cuéntame, ¿con cuál te identificas más ahora mismo?
La entrada Qué hacer cuando tu vida no va en la dirección que querías. se publicó primero en Coach de la Profesional.