Qué hay de nuevo en el Universo Conan

Publicado el 25 agosto 2011 por Juancarbar

Aún con una nueva película recién estrenada, los aficionados españoles a los personajes salidos de la máquina de escribir del autor texano Robert E. Howard tenemos que conformarnos solamente con la reedición en tomos de tapa dura que de Conan la Leyenda está llevando a cabo Planeta De Agostini, ahora que la grapa de Conan el Cimmerio ha alcanzado su último número. Al menos podemos congratularnos de que por fin se publiquen estos cómics como deberían de haberlo hecho desde un primer momento. Además, Las Crónicas de Conan siguen su lento avanzar internándose ya en los peores años del personaje y Conan Rey lleva el mismo camino. Sin embargo en Estados Unidos, en manos de la editorial Dark Horse, las creaciones howardianas parecen estar viviendo una segunda edad dorada. Lo mejor de todo es la nueva versión que Tomás Giorello y Timothy Truman, el equipo que se encargaba de la colección hasta ahora, han hecho de la clásica historia The Scarlet Citadel. Un relato de la etapa de Conan como rey contada por el propio protagonista cuando ya es un anciano lobuno cubierto de cicatrices. Si Giorello había alcanzado su cota más alta dentro del personaje con su trabajo en Iron Shadows in the Moon, ahora se ha superado a sí mismo y ha logrado su obra maestra con una puesta en escena excelente capaz de rivalizar con la visión de Frank Brunner en los 70 para Marvel. Por su parte, el guionista Tim Truman sigue dando muestras de su competencia al tomar la obra original de Howard y llevarla a su terreno sin desvirtuarla. No se puede decir lo mismo del nuevo arco argumental que pretende enlazar con La Reina de la Costa Negra, un pasaje crucial en la carrera de Conan. La primera parte de The Road of Kings ha jugado a la nostalgia reclamando al legendario Roy Thomas para escribir los guiones. Y el resultado, no por temido, es menos decepcionante. Thomas ya demostró no estar en forma en su regreso a Conan en Marvel en los 90 y ahora vuelve a caer en sus peores vicios: una verborrea irritante, unos torpes intentos de modernizarse y unos villanos demasiado estrafalarios, deudores de los personajes superheroicos, que en este contexto están totalmente fuera de lugar. El guionista vuelve a dejar patente que se le da mejor adaptar que inventar. Tampoco le ayuda la labor de Mike Hawthorne como dibujante, una mala elección con un estilo totalmente desafortunado para Conan. Para la segunda parte de The Road of Kings se ha anunciado a Dan Panosian a los pinceles y lo que se ha visto hasta ahora de él resulta mucho más satisfactorio. Aparte de esto, Dark Horse también ha publicado una miniserie de dos números, Island of no Return a cargo de Ron Marz y Bart Sears, que ha resultado un total despropósito y que remite a lo peor visto en Marvel en los 90 cuando intentaba relanzar al personaje. Igualmente fallida ha sido la historia vista solamente online en la web del periódico USA Today realizada por el mismo tándem. Pareciera como si la editorial norteamericana estuviera dando palos de ciego buscando la fórmula magistral cuando no hacía falta que fuera trasteando con lo que ya había hecho hasta ahora. Y si nos centramos en The Mask of Acheron, la adaptación oficial de la película a la hacíamos mención al comienzo de este artículo, el referente más inmediato es otra vez Marvel, pero en este caso en los 80, cuando el Conan que todos conocíamos y queríamos dejó de serlo. Poco podía hacer el guionista Stuart Moore partiendo de un script cinematográfico tan soso, pero el extenso equipo de dibujantes (cuatro nada menos) desempeña un trabajo envarado, deficiente, y que en ocasiones peca de amateurismo. Al respecto podemos leer una muy ajustada crítica de la película en esta misma web a cargo del nunca bien ponderado Jero Piñeiro. En lo tocante a reediciones de material clásico, Dark Horse ya ha puesto en la calle dos tomos de Conan Rey, veinte nada menos de Las Crónicas de Conan, y nueve que recopilan las historias del personaje para The Savage Sword. Todos ellos hace ya tiempo que dejaron atrás su mejor época y están ya publicando el material que acabó haciendo que Marvel dejase de editarlo. Lo mejor de todo es una nueva publicación en forma de magazine en color, Robert E. Howard’s Savage Sword, en la que se presentan nuevos cómics de personajes menos conocidos de Howard como son El Borak, Steve Costigan y Dark Agnes, aparte del irremediable cebo en forma de historieta menor y perfectamente olvidable de Conan. También se rescatan maravillas como Gusanos de la Tierra de Barry Windsor-Smith y Tim Conrad, y recientemente El Valle del Gusano de Gil Kane, la misma historia que fuese adaptada por Richard Corben para Bloodstar. También se está publicando material de otro personaje de Howard, el rey Kull. Dark Horse ha editado dos arcos argumentales. El primero, excelente, aunque muy criticado en ciertos aspectos, es The Shadow Kingdom y corre a cargo de Arvid Nelson y Will Conrad. El segundo, The Hate Witch, ha sido un fiasco. Ni el reputado guionista David Lapham ha estado a la altura, ni el dibujante Gabriel Guzman tiene el nivel aceptable que le haya ir más allá del mero aficionado. Hay ya anunciado un tercer arco argumental que, por fin, adapta un relato original de Howard, The Cat & the Skull, pero que va a correr a cargo del mismo equipo artístico. Lo mejor son las reediciones de Las Crónicas de Kull (cuatro tomos por ahora de un total de cinco con todo el material de Marvel en color) y The Savage Sword of Kull, que recupera en dos tomos (el segundo a punto de aparecer) las historietas vistas en blanco y negro como complemento a La Espada Salvaje de Conan. Solomon Kane también ha sufrido una suerte desigual. En la primera miniserie, The Castle of the Devil, Scott Allie y Mario Guevara adaptaban un fragmento inacabado de Howard. Fue un esperanzador comienzo. La siguiente, Death’s Black Riders, a pesar de tomar otro relato original sin concluir por el creador del personaje, y de insertar otro conocido, Rattle of Bones, al final quedó como una mera anécdota alargada. Lo mismo debieron pensar los responsables de la editorial y para el tercer arco argumental, Red Shadows, se han centrado en una de las mejores historias largas de Robert E. Howard y han cambiado de equipo con el veterano Bruce Jones escribiendo y con dibujos de Rahsan Ekedal. Cabe destacar principalmente el llamativo estilo de este último, quien realiza un trabajo brillante al que sólo se le puede achacar el que a veces el puritano resulte demasiado corpulento y su vestimenta recuerde demasiado al uniforme de un superhéroe. Una vez más hay que congratularse por las reediciones del material clásico de Marvel, que recopilan todo lo publicado del personaje en dos volúmenes. El primero, en color, es The Chronicles of Solomon Kane. El segundo, en blanco y negro, se titula The Saga of Solomon Kane. Pero no sólo Dark Horse ha recuperado a los personajes de Robert E. Howard para el cómic. La editorial Boom Studios ha publicado la miniserie Hawks of Outremer, protagonizada por el cruzado Cormac Fitzgeoffrey. Aunque parece ser que no ha corrido muy buena suerte, este tomito es una pequeña maravilla, con el guionista Michael Alan Nelson dando una lección de cómo se hace una adaptación diferente y contenida, y con el dibujante Damián Couceiro ilustrando de forma espectacular y con un gran sentido de la narratividad. Pero eso no es todo. Volviendo a casa, ahora mismo me encuentro enfrascado en la lectura de Conan: la Imagen de un Mito, un ensayo de Manuel Barrero (ya saben, el capo de Tebeosfera) y recientemente publicado por la editorial Dolmen, que por ahora está resultando espléndido. Ya les diré algo. Fran G. Lara

[google+1]

Tags: BOOM! Studios, conan, dark horse, kull, planeta, Robert E. Howard, solomon kane