Qué hay detrás del fracaso de las primarias

Publicado el 02 mayo 2013 por Jorge Gómez A.

La nula presencia de primarias en las coaliciones políticas, irremediablemente deja una sensación amarga en un electorado que cada vez se siente más distanciado de éstas. Los políticos deben retomar la responsabilidad de convencer y atraer a los votantes, para así hacerlos participes del proceso político y frenar la apatía generada. De lo contrario, con su egocentrismo partidario, terminarán horadando la democracia misma, al convertir a los ciudadanos en una mera masa disponible para el caudillo de turno.Ayer, hasta último momento se esperaba que la Concertación realizara primarias para definir a sus candidatos en la próxima elección parlamentaria. La promesa estaba hecha en base a formar una “Nueva Mayoría”. Pero el plazo llegó y las primarias quedaron como simple promesa en tiempos de campaña. ¿La justificación? Falta de acuerdo y el binominal. Por otro lado, la UDI tampoco quiso realizar primarias, para evitar roces internos, según argumentaron.Las dirigencias de los partidos políticos parecen haber olvidado que en las últimas elecciones municipales, hubo cerca de un 60% de abstención. Es decir, más de la mitad de las personas en edad de votar no asistió a las urnas y se desligó totalmente del proceso electoral.  ¿En qué estarán pensando los dirigentes al asumir una medida que los distancia aún más de los ciudadanos? No sabemos. Pero probablemente piensan que gran parte de ese 60% no asistió porque se fueron de paseo, se quedaron acostados, o son unos desinteresados de la política. Lo cierto es que a veces, la apatía política tiene razones más profundas que la pereza. Lo más probable es que gran parte de ese 60% no asistió porque no se siente representado por los partidos o porque no ve ideas en éstos, sino más bien lógicas cerradas, elitistas, clientelares y por tanto poco abiertas e importantes para el ciudadano.  Ese proceso, que para muchos se revierte y soluciona multando o amenazando con cárcel a los ciudadanos, es más complejo, pues tiene un efecto sobre los propios políticos profesionales; el distanciamiento creciente de las cúpulas partidarias, con respecto a sus bases y el resto de los ciudadanos, los termina por convertir en una casta que se representa a sí misma. Y esa es la sensación que ya tienen algunos ciudadanos hoy en día, y no pocos.  Si en una democracia, los partidos no son capaces de generar adhesión y representación de manera plural en los ciudadanos, éstos últimos quedan paulatina y crecientemente ajenos a lo político y la Política, es decir, dejan de ser ciudadanos, y terminan convertidos en una masa. Muchedumbre lista para que un demagogo le prometa la ciudadanía perdida, a cambio de fidelidad absoluta a su poder. Esa pérdida de lo político en la ciudadanía, ha sido notorio en el proceso previo al surgimiento de diversos gobiernos totalitarios o autoritarios en la historia reciente.Ahí radica la responsabilidad política de los profesionales políticos, aquellos que se dedican a la política, y son remunerados para legislar y representarnos. La ausencia de primarias, pero sobre todo de debate político abierto y serio hacia la ciudadanía, está reflejando la opinión que la ciudadanía hace tiempo tiene de la actividad política, como un espacio ajeno a la ética de principios, donde no importa el costo de las acciones, mientras los resultados favorezcan el control y el mayor acceso al poder, y por tanto reducido a clientelismos, favores y meros eslóganes sin contenido alguno.Es tiempo de recuperar la responsabilidad perdida con respecto a la Política. Rescatarla como actividad que nos permite convivir y mantener la paz dentro de las diferencias. Pero sobre todo, es momento de asumir esa responsabilidad desde una ética de principios y no de meros resultados.