Que las tensiones afectivas no arruinen tu negocio familiar

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

por Ángela Méndez y Beatriz Elías.

El éxito de una empresa unida por los genes reside en la planificación y el reparto de responsabilidades. Hay que dejar los sentimientos en casa y se deben definir los aspectos legales y financieros.

Más del 80% de las sociedades que existen en España se consideran familiares, y estas compañías producen cerca del 65% del PIB. Sin embargo, casi el 80% no llega al cuarto año de vida. ¿Cómo se deben gestionar estos negocios para garantizar su supervivencia? Las empresas formadas por lazos sanguíneos poseen la dificultad añadida de que los sentimientos, las emociones y las relaciones de familia se trasladan al plano de la gestión. Por eso hay que tener una serie de cuestiones claras desde el principio y sentar unas bases para que los futuros conflictos y su resolución no lleven a la quiebra, tanto a la compañía como a la estirpe. “Se debe realizar una buena planificación y organización del clan empresario para abordar asuntos como la sucesión, el trabajo y el gobierno de la compañía”, explica David Alva, presidente de la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (Ceaje).

En primer lugar, los socios deben definir desde el inicio los aspectos legales y financieros. El principal problema de una familia que nunca ha sido empresaria y decide iniciar un negocio es el compromiso entre los fundadores: “Como en todo colectivo hay miembros más implicados que otros. Estas diferencias de actitudes se trasladan al trabajo y, al ser familia, las emociones impiden que se traten las diferencias con claridad”, considera Manuel Pavón, responsable de consultoría de empresa familiar de Garrigues, quien añade que “otro problema es que el rol familiar se traslada al negocio. Lo importante es apostar por la persona más emprendedora”.

La financiación es otro de los puntos de conflicto. “No todos los miembros tienen la misma percepción del riesgo que están dispuestos a asumir”, expone Pavón. Por eso hay que dejar claro qué aporta cada uno y en qué condiciones. Es decir, los fundadores deben establecer las cláusulas de entrada y de salida.
Juan Corona, director académico del Instituto de la Empresa Familiar, hace especial hincapié en que “hay que delimitar el ingreso de otros socios, los objetivos estratégicos, las políticas de aplicación de beneficios y el proceso de sucesión”. La efectividad de estos procesos se basa en una comunicación amplia y transparente que permita encontrar una solución a las tensiones que siempre surgen. Porque como dice Alva, “la diferencia entre el éxito y el fracaso no está en la ausencia de conflictos, sino en la forma de resolverlos”.

Madre e hijos más unidos por un hotel
En 2006 abrió sus puertas El Rincón de las Hoces, un hotel rural cercano al río Duratón (Segovia). La familia Vázquez, creadora del negocio, siempre ha estado vinculada al mundo de la restauración, pero en esta ocasión fue la madre la que instó a sus cuatro hijos a aprovechar el auge del turismo rural, comprar un solar y edificar el hotel. “El reparto de funciones fue sencillo, cada uno se hizo cargo del área en la que más podía aportar”, comenta César, uno de los hijos, quien afirma que “la ventaja de trabajar en familia es que los problemas nunca se guardan. No tienes miedo de comentar abiertamente cualquier cuestión”. Aunque la confianza es la base, al constituir la empresa fijaron las bases legales, condiciones y porcentajes de participación.

Trabajar en pareja sobre seguro
Pilar Andrade es una firme defensora de la empresa familiar y así consta en su agencia de seguros. Hace 16 años que puso en marcha Andrade & Iranzo en Zaragoza, y a la primera persona que incorporó fue a su hermana. Años más tarde, el siguiente familiar en entrar en la empresa fue su marido. “El negocio había crecido y necesitaba a alguien para la dirección comercial”, explica. Para esta emprendedora, trabajar con su pareja supone que el negocio pueda tener mayor crecimiento, más posibilidades de conciliar y que brinde más confianza a los clientes. Sin embargo, destaca que los problemas llegan a casa y los consejos de administración son permanentes. ¿La solución? Reparto de tareas y separación de bienes.

Hermanos que crecen con el negocio
Lourdes y Vicente Rodríguez saben muy bien lo que significa trabajar en familia. Actualmente dirigen las veinte tiendas que componen la cadena VR Zapaterías que crearon sus padres hace casi cuarenta años. Han conocido la estrategia y todos los entresijos del negocio desde pequeños. Por eso afirman que el reparto de responsabilidades ha sido algo natural. A la muerte de su padre, hace tres años, asumieron la dirección en solitario y aprovecharon para renovar el negocio y crear una nueva línea sólo de firmas españolas. Reconocen que no hay distinción entre trabajo y vida familiar, pero eso no supone ningún problema. Para ellos la clave es estar plenamente implicados, ser polivalentes y realizar cualquier tarea.

Autoras Ángela Méndez y Beatriz Elías.- http://www.expansion.com/2012/04/25/empleo/emprendedores/1335363029.html

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