"En razón a la gravedad que reviste tan condenable hecho, hemos ordenado abrir una investigación para determinar las responsabilidades a que hubiere lugar", indicó el funcionario al canal oficial "Venezolana de Televisión".
Pero mientras el flamante ministro se encarga de negar lo evidente, la realidad es que no son lapices justamente lo que están empuñando esos menores que tranquilamente pudieran ser nuestros hijos.