Revista Psicología

¿Qué le contamos a nuestro hijo acerca de sus orígenes biológicos? ¿Existen repercusiones psicológicas?

Por Jorjol

Cada vez son más las personas que conciben a sus hijos a través de tratamientos con óvulos y/o espermatozoides de donantes. Y todas ellas, antes o después, se enfrentan a un gran interrogante: ¿Debe el niño nacido por donación de gametos conocer su origen biológico? ¿Qué efectos conlleva a nivel psicoemocional revelarlo o mantenerlo en secreto?

“Contar o no contar”: ¡Esa es la cuestión! Esta es una duda por la que atraviesan muchos pacientes y también profesionales…

En España la legislación no obliga a dar a conocer este hecho a los hijos. Por tanto, la ley deja libertad y responsabilidad a los padres para revelarlo o no.

Aunque existen dos posicionamientos opuestos al respecto por parte de las familias, entre los profesionales de la salud la tendencia actual es de apertura al niño sobre la donación. De hecho, el Grupo de Interés en Psicología de la SEF confirma esta postura, sin prejuicio, obviamente, de respetar las decisiones de cada padre o madre. Pues se trata de una decisión íntima y personal de cada familia que va a depender de sus valores, contexto sociocultural y de la propia aceptación de la técnica que les ha permitido tener un hijo.

Numerosas investigaciones sugieren mantener una postura de apertura hacia el niño y naturalizar la situación, ya que no decírselo puede causarle un daño psicológico importante. La evidencia científica afirma que mantener el secreto puede dañar la relación familiar de confianza y el desarrollo psico-afectivo del hijo. Los secretos no son beneficiosos en ninguna relación, ya que generan distancia afectiva. Hemos de tener en cuenta que el vínculo afectivo con los hijos se construye en la convivencia del día a día, en la crianza, en el amor, y no depende del origen de una célula inicial. Además, se ha estudiado que los niños descubren las “claves ocultas” que desarrollan sus padres a la hora de hablar entre ellos sobre lo que se está ocultando y muchos pacientes refieren haberle contado a alguien el origen genético de su hijo pudiendo hacer esto que el niño se entere de forma accidental y abrupta, cuando es importante que éste sea informado por sus padres de una forma adecuada y en un momento oportuno.

Es beneficioso que se le explique a una edad temprana (no esperar a la adolescencia ni a la edad adulta) con naturalidad, sencillez y teniendo en cuenta su nivel madurativo. Recomendamos dar el paso entre los 4 y los 8 años de edad, dejando que sea el propio niño el que marque el “tempo” a medida que vayamos viendo que se interesa por la cuestión gestacional y utilizar cuentos y analogías para explicárselo.

Cuando se está elaborando el duelo genético que conllevan estos tratamientos, muchas veces se magnifica la importancia que se adjudica a la herencia genética. Es bueno recordar aquí que los seres humanos somos 99% iguales y sólo un 1% de nuestro ADN nos hace diferentes. Lo que mayoritariamente se transmite en ese 1% son predisposiciones a enfermedades y rasgos fenotípicos (principalmente elementos físicos y morfológicos tales como el color y textura del cabello, la estatura, el color de ojos, etc.). La crianza, los valores, el amor del día a día de la relación paterno-filial, no están incluidos en ese 1%. Ese niño, como alguien dijo (ignoro el autor), “tal vez no tenga tus ojos pero sí tu mirada, tal vez no tenga tu boca pero sí tu sonrisa, tal vez no tenga tus brazos pero sí ciertos gestos de quién le acuna”…

En todo caso, hemos de tener en cuenta que ser madre o padre es algo mucho más importante que proporcionar un gameto y que el equilibrio emocional de un hijo depende de la seguridad y el afecto que nosotros le brindemos y todo esto, por supuesto, no está inscrito en los genes. El origen de un hijo está en el deseo de ser padres, no en las células germinales.

No es padre o madre quien generosamente dona sus cromosomas, sino quien ama, cuida, protege, educa, juega y riñe durante toda una vida.


¿Qué le contamos a nuestro hijo acerca de sus orígenes biológicos? ¿Existen repercusiones psicológicas?
¿Qué le contamos a nuestro hijo acerca de sus orígenes biológicos? ¿Existen repercusiones psicológicas?

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