¿Qué les pasa a los libros que no se venden?

Publicado el 30 julio 2015 por Eldevoradordelibros

Viñeta de El Roto

La mayoría de libros perece al poco de ver la luz; la inmortalidad se reduce a un par de semanas en la mesa de novedades, como reza esta viñeta de El Roto. Y es que cuando un libro no tiene buena acogida, las pequeñas librerías y las grandes superficies lo devuelven a las editoriales, las cuales almacenan esas obras a la espera de darles una mejor oportunidad. 
Así es como las novelas vuelven a la mesa de los establecimientos, pero a precios mucho más bajos. Hay algunas que tienen suerte y pasan a mejor vida, las estanterías de lectores, pero hay otras que ni con esas consiguen venderse. De este modo, son devueltas otra vez a las editoriales, quienes acaban con su sufrimiento destruyéndolas. 
Hace un mes, el diario El Confidencial dedicaba unas líneas a la vida de los libros. A pesar de que esto no es un secreto, cada vez que vuelve a la palestra mediática sorprende a los amantes de los libros, quienes se preguntan si no habrá otra solución. Lo cierto es que donarlos a bibliotecas o asociaciones no es rentable, es más barato destruirlos. Venderlos a empresas de reciclaje es la solución menos compleja, aunque no nos guste nada. Y eso que con esta venta las editoriales, no hablemos ya de los escritores, ganan apenas nada. El libro vuelve a ser libro o revista o periódico y el ciclo se pone en marcha de nuevo. 
Es sabido que se publican muchísimas obras más de las que se venden: en 2014 se editaron en España 246 millones de libros, de los que se vendieron 153. Las cuentas, desde luego, no salen y es casi imposible imaginar cuántos libros hay esperando que alguien se fije en ellos, cuántas obras hay cruzando dedos para que les pase lo que a Los mares del sur, de Manuel Vázquez Montalbán, novela que encontró un crítico en una rebaja en una estación de tren y que le apasionó tanto que decidió presentarla a un premio internacional, galardón que ganó...