Y es que a la hora de recortar información, a la par que derechos, los gobiernos parecen encontrar su éxtasis, por más democráticos que se hagan llamar. Porque no olvidemos que en este 2011 que acaba de abandonarnos, personajes en principio tan dispares como Gadafi o el presidente Obama no dudaron en mostrar su rechazo contra Wikileaks. El primero llamaba kleenex a las filtraciones y el segundo no dudo en recriminar la filtración de documentos, pero no lo hechos denunciados en sí.
En España, a pesar del cambio de gobierno, uno de los fantasmas de la anterior legislatura sigue sobrevolando el panorama de Internet. La ley sinde vuelve a la carga, y desde la editorial Traficantes de Sueños y el Periódico Diagonal nos regalan el manual de desobediencia a la ley sinde, un e-book gratuito que, según sus autores, pretende demostrar la ineficacia radical de la Ley Sinde desde un punto de vista práctico.
alfonsovazquez.comciberantropólogo