Revista Psicología

“Que lo tiro por la ventana”… y otras amenazas absurdas

Por Blogtpl

“Venga. A recoger ahora mismo. He dicho ahora. O si no, empiezo a tirar juguetes por la ventana”. Esa soy yo, un día cualquiera a eso de las ocho y media de la tarde. Empiezo a notar que estoy cansada de la misma amenaza. Y mis hijos también. En realidad, suelo alternar lo de “tirar por la ventana” con “tirar a la basura”. Por variar un poco. Pero da igual. Ya no les impacta. O peor, han llegado a decir: “Si, venga, jaja. Tíralo por la ventana”. Tengo que pensar en otra cosa.

Según pasa el tiempo, otra frase que empieza a estar muy oída es la de “O vienes ahora, o me voy y te dejo aquí solo”. Ni se inmutan. Los muy cabroncetes se han dado cuenta de que no les voy a dejar tirados en casa o en mitad de la tienda. O simplemente, les da igual, porque justamente no me hacen caso porque están entretenidos y no me necesitan.

En ocasiones, en el ardor del enfado, he llegado a soltar alguna amenaza realmente absurda. El invierno pasado, por ejemplo, al ver que los dos mayores (3 y 4 años) le estaban dando chocolate al bebé (2 meses), les castigué sin Navidad. Así, de sopetón. Ni árbol, ni Belén, ni turrón, ni Reyes Magos. Nada. “En esta casa ya no hay Navidad. Y punto”. Según lo iba diciendo, pensaba “Pero que chorrada estás soltando. A ver como lo arreglas para devolverles la Navidad”. Pero ya que lo había dicho, tenía que mantenerme firme. Al menos un tiempo. Mi autoridad moral estaba en juego. Ellos se quedaron compungidos. Y yo no aguanté ni un día. Por supuesto, hubo Navidad en mi casa, y dulces y regalos a mansalva. Así que, por bocazas, perdí un poquito más de la poca credibilidad que me quedaba.

Mi última arma secreta es la del internado. “Si no os portáis bien en casa, os meto en un cole y os quedáis a dormir allí”. Mano de santo. Por ahora. Es tan buena que sólo la uso en condiciones extremas, no la quiero malgastar.

Lo sé. Los buenos educadores dicen que no debería recurrir a la amenaza. No sé si existe otra manera para que tus hijos te obedezcan a la primera. O a la segunda. Bueno, con que sea a la quinta me vale.

Pido perdón. Soy malamadre. Muchas veces no lo puedo evitar. Así que si alguien me quiere dar algún truco para manejar a las tres fieras, aquí estoy. Y si alguien tiene una buena amenaza que funcione, que me la diga también!

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Mi padre ya ha salido del hospital. Ahora toca recuperarse poco a poco en casa. Gracias a todos por vuestros mensajes.


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