Hace no mucho descubrí una red social pensada especialmente para el mundo académico y de la investigación. Se llama academia.edu. No se trata de hacer propaganda de un portal (no es el facebook o el twitter de turno), pero creo que, al igual que lo es para mí, puede ser útil para muchas de las personas que pasan por la Historioteca. Digamos que es una especie de dialnet, ese repositorio que recoge libros, colaboraciones en obras colectivas y artículos, o un google scholar, con los que quizás muchos de vosotros estéis familiarizados, pero personalizado. Es decir, que no hay un encargado de localizar tus publicaciones para ponerlas a disposición de la red sino que eres tú mismo quien tiene que subir sus trabajos para, digamoslo así, "venderse". Es ahí donde, en mi opinión, está lo bueno del sitio.Al fin y al cabo, en nuestras carreras de lo que se trata es de dar difusión a la producción científica que con los años vamos acumulando y que muchas veces queda olvidada en la estantería de la biblioteca de la facultad, bien porque la revista que nos lo ha publicado no tiene una buena difusión o porque simplemente no llega a donde nosotros queríamos que llegase. No digo yo que no sea bueno pasearse por los congresos cargados de separatas que se van repartiendo en plan buitre, pero a lo mejor esto es más sutil.Con Academia. edu, y eso que he empezado hace poco a utilizarlo, yo me aseguro de que buena parte de mi producción -aún tengo que dedicarle un rato- esté disponible en cualquier parte del mundo y que, quizás, alguien de California, de Perú o de Corea que esté interesado en los temas que yo trabajo, pueda conocerme, con todo lo bueno y lo malo que eso acarrea. Dejando a un lado lo negativo, que siempre hay locos en todos los foros, bien puede servir para que me llamen para una conferencia, para escribir una colaboración o simple y llanamente para que me citen. Lo cual ya es mucho. Siempre he oído decir que la historiografía española, pese a los esfuerzos para su internacionalización, es en muchos países una gran desconocida. Démosles, pues, una oportunidad para que nos conozcan.