Que no debería hacer una madre primeriza: “pasarle la moto entre dos”

A falta de pocas horas para despedir otro fin de semana y dar la bienvenida a un nuevo lunes, voy a inaugurar una nueva sección en el blog titulada Que no debería hacer una madre primeriza.

Como el título ya lo dice todo, empiezo a narraos la primera de las cosas que no debería hacer una primeriza: pasarle la moto entre dos.

Diez euros por un corte de pelo, eso es lo que me cobraban por cortarle cuatro pelitos, repito, cuatro pelitos a mi peque. Tiene dos años, pero es de la subespecie peloncetes. De tener tiene pelo, pero finito, rubísimo y no en abundancia. Son de esos pelos llamados “pelusa”, de esos que se electrocutan con el viento y no hay quien los demomine y de esos que si se lo dejas algo largo cuando el niño coge cierta velocidad se les enpina para arriba con esa gracia que un pelo tupido no tendría. Y a eso le sumas tres remolinos indomables.

Pero lo que más me dolía no eran sólo esos diez euros sinó que además para el peque ir a la peluquería es como ir a la casa de los horrores. Hay que entrarlo arrastrándolo y le da tal rabieta que a las peluqueras les es imposible pelarlo biel. Así que me claban diez euros, el niño coge un berrinche de mil demonios y para poner la guinda sale con trasquilones. Así que me decidí a comprar una moto de esas que corta el pelo y pelarlo nosotros mismos, en casita.

La cosa iba bien, yo entretenía al peque mientras que el papi le pasaba la moto. No lloraba, le estaba quedando muy bien…toda una hazaña! una vez terminado el corte, me pongo a lavar la moto mientras que el papi mete al niño en la bañera y ya en la bañera el papi le ve cuatro pelitos mal cortados en la parte delantera y me pide nuevamente la moto. La coge, la enciende, le empieza a repasar esos cuatro pelos y….NOOOOOOO…la

moto no tiene el peine puesto!!!!! lo acababa de quitar mientras la limpiaba!! los dos pegamos un grito que se nos debió sentir en todo el vecindario, al niño le asustó nuestro grito y se puso a llorar desconsoladamente mientras que el papi y yo mirábamos con cara de incredulidad esa autopista que le acabamos de abrir en la cabeza. ¿He dicho autopista? pero si es una pista de aterrizaje!!! Casi se me salieron las lagrimas! ¿he dicho “casi”? no, me salieron! mi peque, con lo guapo que es y ahora…buaaaa buaaaaaaa…qué le hemos hecho!! qué pelos!! decidimos no tocarle más el corte y dejar que en un par de semanas le crezca el pelo en la pista de aterrizaje y volver a pasarle la moto para igualarle. Además, también tiene su parte positiva, que en la guardería empiezan a correr los piojos y si alguno se digna a pisar la cabecita de mi peque del resbalón saldrá disparado como en uno de esos tuboganes de los parques acuáticos.

Pobrecillo, suerte que no se da cuenta de nada. Ahora, unas horas más tarde, ya nos lo tomamos de otra manera y cada vez que lo miramos nos partimos de la risa! es que tendríais que verle jajaja él como quien no sabe la cosa y con ese peinado!! jajaja quién sabe, igual se pone de moda jajaja. Lo peor de todo será cuando lo lleve mañana a la guardería y la profesora me pregunte que le ha pasado jajaja Y no os digo nada cuando las abuelas le vean!!

Así que queridos papis y mamis, un consejo, para cortarle el pelo con la moto al peque, siempre mejor que lo haga una sola persona, para estar atenta, sin distracciones y así evitar errores indeseados. Y recordad de poner SIEMPRE el peine!!

PD: suerte que no tenemos a la vista ninguna boda, comunión ni celebración importante… sinó ya me veríais comprándole un lindo sombrerito jajaja.