Esta es una pregunta habitual que pueden plantearse las personas afortunadas, es decir, aquellas que por cosas del destino, casi nunca sufren un percance. La respuesta es muy sencilla: se destina a cubrir los gastos de las personas que sí han sufrido un percance. Esto es posible gracias al principio de mutualización por el que se rigen los seguros, te contamos cómo funciona.
Esta es una pregunta habitual que pueden plantearse las personas afortunadas, es decir, aquellas que por cosas del destino, casi nunca sufren un percance. La respuesta es muy sencilla: se destina a cubrir los gastos de las personas que sí han sufrido un percance. Esto es posible gracias al principio de mutualización por el que se rigen los seguros, te contamos cómo funciona.