Qué ocurre cuando tocas un símbolo como Can Vies

Publicado el 29 mayo 2014 por Srabsenta @srabsenta

Fotografía: ABC

Desde que hace un par de días los Mossos d’Esquadra entraron a desalojar Can Vies y se armó la de San Quintín, llevo oyendo barbaridades del porqué de tanto jaleo. Que si el CNItiene que ver, que si al gobierno del PP ya le gusta que aquí nos liemos a tortazos porque los catalanes somos poco más que terroristas con eso del proceso soberanista y no sé cuantas cosas más. Y eso que yo no tengo ese sentimiento independentista aunque entiendo y respeto a quién sí lo tenga. Por eso creo que en el post de hoy debo explicar la historia de este edificio y lo que significa para la gente del barrio de Sants y de toda la ciudad.
El edificio, ubicado en la calle Jocs Florals, 40-42 (justo al lado de la Plaza de Sants) data de 1879 y fue construido a la par que la primera línea de metro de la ciudad (L1) para servir de almacén del material utilizado para la construcción del metro. Por tanto, siempre ha sido propiedad de la empresa de Transportes de Barcelona, hoy en día TMB, y siempre ha servido para los menesteres de esta empresa y sus trabajadores y, posteriormente, del sindicato de la CNT. De hecho, antes de la Guerra Civil era de uso habitual de los empleados de transportes hasta que llegó la guerra y fue colectivizado por la CNT.
Luego, según leo en la Wikipedia, en época franquista pasó a la sección sindical de Sindicato Vertical, momento en el que fue añadida una pequeña capilla con una imagen de la Moreneta. Virgen que, por lo que me cuenta una vecina del barrio, se la cargaron los últimos okupas de la casa.
Allí, a principios de los años 40, se creó el Círculo Social Metropolitano donde estuvo hasta 1985. Luego, en los años 90, sufrió unos cuantos incendios en el transcurso de un conflicto laboral  entre la empresa y sus trabajadores. Así llegamos a 1997, el año en que fue okupado por la gente del barrio como reivindicación a la falta de espacios para la realización de determinadas actividades y, casi desde ese mismo momento, el ayuntamiento ya lo quiso desalojar y aprobó un plan de reordenación urbanística para construir, en ese mismo lugar, viviendas particulares.
En el año 2007 ya hubo un juicio por el desalojo de Can Vies que acabó con la demanda de TMB desestimada. En total, la empresa municipal de transportes se ha gastado más de 140.000 euros en honorarios de abogados para hacerse con el terreno de Can Vies, cosa que acaba de conseguir. Lástima de todo lo que ha luchado la gente del barrio para mantener el edificio en pie y que explican, a la perfección, en este video de hace un par de años.

Estos últimos días, David Fernández, de la CUP, es la persona que más claro ha hablado sobre lo que es Can Vies para la gente. Según sus declaraciones a la prensa, “Can Vies fue un símbolo ganado al PP, ganado a Aznar, ganado a García Valdecasas. Fue un centro cívico. Por él han pasado miles y miles de jóvenes que hoy están trabajando”.


Foto: Pau Llonch

Por ser un símbolo ganado al PP, a Garcia Valdecasas y a tantas cosas más, se ha liado la que se ha liado. Porque, por si alguien aún no lo sabe, los símbolos no se tocan. Cuando se ataca un símbolo con el que te identificas, todo se desmorona y pasan cosas como las que acaban de ocurrir. Por eso, casi todas las asociaciones de barrios de Barcelona se han echado a la calle para defender Can Vies y todos sus símbolos, se llamen La Carbonera, La Harmonía, La Flor de Maig o el mismísimo Ateneu Enciclopèdic Popular que, como muy bien dice Xavier Theros, es una de las instituciones culturales más importantes de la ciudad y no tiene un lugar donde ejercer sus funciones. Sobrevive cómo puede en un piso prestado por la Biblioteca Arús a la espera que el Ayuntamiento le ceda un espacio que me temo que nunca hará.
Can Vies es también un símbolo de la Barcelona obrera y de barrio, en las antípodas de la Barcelona turística que tanto nos molesta. En cambio, es la Barcelona que interesa a nuestro ayuntamiento y que aparece tan bien descrita en el documental “Bye bye Barcelona”.



A este paso, si seguimos favoreciendo el turismo y obviando nuestra historia pronto se cumplirá lo que Miguel Gallardo vaticinaba, hace casi un año, en esta ilustración publicada en el Diario Ara.