Muchas veces, cuando terminamos una película, nos morimos de curiosidad por saber qué pasa después. En el cine tienen por costumbre martirizarnos con los finales abiertos, aunque, en realidad, ni siquiera necesitamos un final ambiguo para torturarnos mentalmente. Preguntas obvias como: "¿La peonza dejar de girar? ¿SÍ, NO? ¿¿O NO??" , "¿Ha oído Jake Gyllenhaal el silbato o se piensa largar así sin más?" y otras más existenciales del tipo: "¿Pero cómo van a encontrar un profesor mejor que Mr Keating?"Por suerte, una parte esencial de algunas películas es aquella sección durante los créditos finales donde nos cuentan qué pasa con los personajes cuando termina la historia. Porque vale, puede que deseemos creer que "fulanito y menganita vivieron felices para siempre", pero necesitamos confirmar nuestras sospechas.
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