Por Geovany Lugo
La vida nos ha demostrado que la justicia, aunque en ocasiones tarde, puede provenir de cualquier parte y en cualquier momento. Esto es lo que ha acontecido con la “afamada” figura de la política y la “defensora” de las causas justas de Cuba, la española Esperanza Aguirre, ex portavoz del Partido Popular.
Quién en Cuba no recuerda a la veterana funcionaria del gobierno español, de cabellos blancos y pequeña estatura, a quien la contrarrevolución y la prensa insidiosa se encargó de darle bombo y platillo a partir de sus capítulos de oposición al gobierno cubano y quien cerró filas con la oposición interna, tratando de darles una imagen pública digerible, en especial a las llamadas Damas de Blanco.
La imagen de esta desidiosa mujer, según la calificaron en su momento algunos medios, aparecía dándose besos y abrazos con representantes de los grupúsculos contrarrevolucionarios asentados en la isla y fuera de ella, mandatarios extranjeros, personalidades políticas e intelectuales, departiendo en actos públicos, saludando a funcionarios de su gobierno y lo que no podía faltar, disponiendo de presupuestos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID por sus siglas en inglés) para ayudar a derrocar al “régimen cubano”. Pero todo esto se le acabó, ¿Será así?
Las ramificaciones de la corrupción la tocaron, pues es casi un hecho que de una forma u otra ella conocía, debió imaginarse o se benefició de los fondos monetarios ilegales que movía su lugarteniente y brazo derecho Ignacio González, detenido por corrupción en el caso del desvío de fondos de la empresa pública “Canal de Isabel II”.
Esto puede estar en consonancia con la diatriba popular que se conoce como “el engañado es el último que se entera”. Pero lo que sí es cierto en esta comicidad es que el aludido tiene sospechas que luego le “explotan en la cara” si no es tan tonto o como en este caso, tonta.
Grandes sumas de dinero mal habidos se le han achacado a González en el proceso que se le sigue por corrupción, a todo lo cual la Aguirre sólo ha dicho que “lamentaba que esto haya ocurrido” y que “… no sospechaba siquiera que su estrecho colaborador estaba implicado en ese caso…” cuando desde hacía rato era la comidilla madrileña. ¡Bullshit! perdónenme la expresión pero es que no cabe otra.
La USAID, la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Republicano Internacional (IRI) o representantes del Partido Popular en España u otros sectores, lo que erogaban presupuestos y que ella utilizaba para los programas y campañas subversivas contra Cuba, no se han pronunciado ni a favor ni en contra de su mercenaria; por lo menos yo no he visto nada sobre el particular.
Eso sucede así cuando los mercenarios dejan de ser útiles para la causa que ellos consideran.
Y qué hablar de las organizaciones subversivas dentro de Cuba que se beneficiaron de los proyectos de la Aguirre, principalmente las llamadas Damas de Blanco, quienes deben estar llorando el final de la fiesta y de su “gallina de los huevos de oro”.
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