Por: Diego Calvo 18 octubre, 2018
La función educativa es, por tanto, inherente al rol de padres y madres. Tengamos o no la intención clara de educar, estamos haciéndolo por el mero hecho de ser padres. Nuestra manera de ser y actuar es un modelo de aprendizaje para nuestros hijos e hijas. Somos un espejo en el que se miran, que imitan y del que aprenden. Por tanto, si no nos implicamos en la educación, no dejamos de educar, sino que estamos haciéndolo deficientemente, y nuestras hijas e hijos aprenden con y de esas deficiencias. En la familia educamos afectiva y socialmente. Es en el hogar donde las personas, desde pequeñas, aprendemos:
Podemos distinguir diferentes estilos educativos , en base, por un lado, al control o a la imposición que ejercen los progenitores (alto o bajo) y, por otro, al afecto o apoyo que dan a los hijos y las hijas (alto o bajo). Así, podríamos diferenciar cuatro estilos principalmente:
Pautas generales de actuación para prevenir los problemas derivados del consumo de alcohol:* Fomentar los valores prosociales (participación, solidaridad, diálogo, paz,...), para favorecer la convivencia y las relaciones positivas con las demás personas.