Qué puedes hacer si no estás de acuerdo con los deberes de tu hijo

Por Mapilar @pilarcasota

Vuelta al cole, vuelta a los deberes.

Es curioso que muchos niños comiencen en septiembre con interés, con ganas de ver a sus compañeros, de juntarse de nuevo y hacer proyectos juntos, aprender, jugar…

Pasadas unas pocas semanas los niños remolonean, retrasan el momento de hacer las tareas, piden ayuda, vuelven a retrasarlo, se ponen nerviosos, lloran cuando están ante los libros y los cuadernos…

Y salimos con la retahíla: “tienes que hacer los deberes, son importantes”, “haz lo que te manda el profesor”, ” si no haces los deberes no ha y televisión”, “cuando hagas los deberes te vas a jugar” y un largo etcétera de órdenes y coacciones, amenazas y chantajes que obligan a los niños a realizar unas tareas con las que no están de acuerdo en absoluto.

Ah!, dirás, es que si les dejo elegir entonces nunca harán nada. FALSO. El ser humano nace con un impulso natural hacia el aprendizaje, la investigación y la creación, una imperiosa necesidad de entender y manipular el mundo. Los niños no se niegan a hacer los deberes por pereza o vagancia, sino por sinsentido y abuso. Nadie les pregunta, nadie tiene en cuenta su opinión, nadie atiende sus necesidades de descanso y ocio: muchos maestros obvian esto y bastantes padres los secundan porque creen en ellos o porque sienten que perjudican a sus hijos si estos no los hacen.

Los padres pedimos deberes porque son importantes para su aprendizaje y organización. FALSO. Los niños no aprenden a organizarse, máximo aprenden a resignarse y soportar lo que les obligan a hacer, perdiendo en el camino la conciencia de sí mismo, su capacidad para saber qué necesita y defender su postura. Un borrego en toda regla. O bien terminará tan hastiado y rebotado que en cuanto no pueda ser dominado con amenazas y suspensos desconectará de la educación y la escuela.

En estos días existen múltiples quejas en las redes sociales, mayoritariamente contra los deberes excesivos y abusivos: niños de 8 años que están entre dos y cuatro horas para terminar los ejercicios programados por el maestro para el día siguiente. Y si todos esos padres supieran que la ley está de su parte entonces todo sería mucho más fluido. Si los profesores no estuvieran tan presionados por muchos progenitores para que manden medias horas obligatorias de lectura y memorizaciones entonces dejarían de agobiar a sus alumnos para librarse de los conflictos con esos padres.

Mientras ¿qué pueden hacer aquellos padres que no están de acuerdo con la carga de deberes?

  1. La ley no habla de “deberes” ni una sola vez, por lo tanto no es algo obligatorio que pueda ser impuesto
  2. Ningún profesor puede suspender a un niño por no hacer deberes, ya que no es legal
  3. No es legal que un niño sea castigado u obligado a hacer los deberes que no hizo en casa durante el tiempo del recreo, es tiempo de descanso, un derecho. Una acción factible y efectiva es poner una queja ante la inspección educativa si nuestro hijo es obligado de manera reiterativa a terminar sus deberes en el tiempo del recreo
  4. Si los deberes son parte de la nota final de la asignatura, tiene que estar contemplado en la Programación General Anual, un documento que todo centro educativo tiene redactado a principio de curso y que es público para toda la comunidad educativa y está a disposición de profesores, padres y alumnos
  5. Si efectivamente suponen una parte de la nota final de la asignatura (un 10% por ejemplo) recordar que las notas de Primaria no tienen ninguna influencia en el futuro educativo de los niños, si en vez de un notable tiene un bien no pasa nada. Explicar eso a los niños y tenerlo claro es fundamental para apoyarlos, para que desarrollen el sentido personal, las propias elecciones y no se dejen presionar
  6. Cuando queramos hablar de la cantidad (y cualidad) de los deberes de nuestro hijo habremos de dirigirnos al tutor/a. En caso de que continúe con su postura y no estemos de acuerdo el siguiente paso es la jefatura de estudios y la dirección del Centro. Y en último caso, la inspección educativa de la provincia o comunidad autónoma.

Es deseable que se produzca un diálogo entre padres y maestros, en muchos casos todos los implicados se sorprenderán de lo fácilmente que llegan a un acuerdo. Y para aquellas situaciones en las que no es posible llegar a buen puerto está la ley. Y por supuesto, escuchar a los niños, lo que ellos están dispuestos a hacer. Además de acompañarlos para que puedan expresarse libres de las presiones, obligados por el miedo a las riñas en clase, los castigos y las posibles consecuencias en las notas.

Si te interesa mucho este tema te invito a ver la videoconferencia que ofrecieron Mireia Long y Azucena Caballero sobre este controvertido tema, tan influyente en la vida escolar de nuestros niños.

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