Willey Peñuela
No hay nada más mediocre que el uso de la frase “pero tenemos Patria” a manera de “sarcasmo” frustrado. Es fingir la rebeldía, que es peor que fingir un orgasmo. Detrás de quien menciona la desgraciada frase cada vez que se va la luz, cada vez que no consigue algún vívere en el “super”, o cada vez que pisa mierda de perro (léase “popó”) en la calle, no hay sino una trágica ignorancia, tan profunda, que devela que en realidad, quien lo dice, no tiene Patria. Y no tiene Patria no porque no la tenga, sino porque no le da la gana de tenerla. Cada quien tiene derecho a ser tan estúpido como quiera. Quien insiste en no complejizar la opinión que tenga sobre su país y sobre los procesos sociales transitados desde que la nación tiene el nombre que tiene, está condenado a vivir en la felicidad de sus frivolidades pero también a padecer que quienes sí valoramos lo conquistado en Revolución, sigamos al frente del timón y capitaneando el barco. En el fondo, muchos de ellos prefieren no tener Patria, porque,” oossea, eso es burda de tierrúo, marginal, chavista pues. Claro, imagínate lo feo que debe ser opinar lo mismo que cualquier marginal de barrio”. Entonces escogen cambiar la Patria por un poco de estatus que, en la mayoría de los casos, es más falso que las patas de la mesa de la MUD hechas con maderas del nuevo “alcalde” de Valencia. ¿Quiere usted ser irreverente, amigo voluntariamente despatriado? En un mundo donde impera el libre mercado como verdadero gobernante trasnacionalizado de gran parte del territorio global, la Patria es lo irreverente. @WilleyP