El debate también se centra en la idoneidad de dejar en manos del consumidor la responsabilidad de procesar el producto. “Un tratamiento térmico a escala doméstica no es un proceso controlado y no garantiza la misma seguridad que ofrecen los tratamientos que se aplican en la industria”, opina María Fernández Martínez. La Organización de Productores de Leche se ha posicionado a favor de la comercialización de leche cruda y creen que se está generando una alarma innecesaria. Alegan que si el ganado está en buenas condiciones y ha pasado los controles sanitarios requeridos, el consumo de leche cruda es seguro. “Nunca se tuvo más control higiénico sanitario de la leche y de los animales.
Dichas normativas, así como las sanciones, que son muy duras, se pueden encontrar para leer e informarse bien en la web del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación”, indica su presidente José Alberto Martín González. Sin embargo, los profesionales sanitarios y los especialistas en nutrición tienen sus dudas al respecto. “La aplicación de controles sanitarios estrictos en las granjas y de unas medidas higiénicas adecuadas pueden reducir, pero no eliminar la presencia de microrganismos patógenos en la leche cruda”, explica María Fernández Martínez. “La pasteurización es el único método efectivo que garantiza la eliminación y el control de los microorganismos patógenos, según un informe emitido por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN)”. Aunque el asunto sanitario es sin duda el foco principal de la polémica, en torno al debate de la leche cruda también han surgido otras cuestiones como la implantación de modelos de venta directa de productor a consumidor que eliminen intermediarios o la eficiencia energética, pues la leche cruda debe transportarse en frío para no echarse a perder.