Pensémoslo bien. Porque en las artes, en la ciencia, en los negocios, o en cualquier campo que nos llame la atención, es más que habitual la frase “es que para hacer eso hay que nacer con un don”. Esto nos bloquea totalmente la posibilidad de empezar algo. O Cervantes o nada, o Mozart o la oscuridad, o Picasso o el fracaso absoluto. Llevándolo al extremo, mejor que no hubieran nacido. Ellos son los culpables de mi insatisfacción.
Si pensáramos en esto solo un instante más y abriéramos un poco más la mente veríamos que también están Pío Baroja o Rembrandt, Marie Curie,… ¿Qué habría ocurrido si estos últimos fueran seguidores de nuestra línea de pensamiento? Pues que nunca se habrían atrevido a introducirse en sus campos de actuación. Pero sus aportaciones no fueron menores que la relación anterior.
Así podríamos seguir aportando nombres, actividades, pero nunca conseguiríamos cerrar esta interminable lista. Porque los que relacionáramos no abandonaron su actividad, su pasión, su hábito. Se ejercitaron en algo que les llena, que les enorgullece, que les satisface.
Pues aprendamos de ellos. Hagámos de nuestra afición, de nuestra pasión, de aquello que admiramos en otros, un hábito, una costumbre, una forma de vida. Seremos buenos, los mejores o no. Crearemos algo, o no. Pero no nos quedemos coartados, parados y vencidos por que nuestro gen no estaba preparado para ello.Tal vez nuestro gen no lo esté pero,…, nosotros sí y tenemos mucha fuerza. Más de la que imaginamos. Es un camino apasionante.