Éste fue el término elegido en el año 2013 por la inversora neoyorquina Aileen Lee para definir a las compañías tecnológicas que alcanzaban un valor de un billón de dólares en alguna de las etapas de su proceso de aumento de capital sin cotizar en bolsa.
Y lo hizo escribiendo un artículo en la publicación web de iniciativas empresariales TechCrunch cuyo titular es "Welcome To The Unicorn Club: Learning From Billion-Dollar Startups".
A los pocas horas de su publicación, el término era comentado por inversores, analistas, y cientos de personas lo comenzaron a utilizar en sus conversaciones y en los despachos y pasillos de Silicon Valley.
¿Qué aportan al mercado las empresas unicornios?
Las empresas unicornios tienen como característica un crecimiento rapidísimo y un valor que alcanza los 1.000 millones de dólares.
Aportan al mercado un modelo de empresa muy vinculado a las redes sociales y destinado al consumidor final.
Las empresas unicornio son buques insignias, tienen mucho protagonismo en los medios de comunicación e influencia en la cultura.
Arrastran mucho talento y tienen la capacidad de atraer dinero a un territorio, algo que vemos claramente en Estados Unidos.
¿Cuáles son sus principales ventajas?
Rompen las reglas del mercado y aportan soluciones disruptivas.
Al apoyarse en las redes sociales, conocen muy bien lo que quiere el cliente y consiguen acercarse al consumidor, obtener su confianza, darle las necesidades que pide. Todo ello conlleva que consiga un número muy alto de clientes en muy poco tiempo.
¿Sus características?
Son empresas con equipos muy jóvenes, alrededor de los 34 años.
Llama la atención que no suelen tener mujeres al frente. Solo hay dos mujeres responsables de unicornios y no hay CEOs en el resto.
La mayoría de las unicornios han nacido en San Francisco, donde se dan varios factores para que surjan: talento, inversores y dinero.
¿Por qué Estados Unidos ha tomado la delantera?
La mayoría son americanas gracias a un ecosistema muy particular y dónde se apuesta claramente por este modelo.
En España, las valoraciones suelen ser más bajas (40 millones de euros) y faltan ejemplos en la cultura empresarial.
Tampoco la legislación ayuda pues el sistema fiscal carga el ahorro y el trabajo. Se necesitan beneficios fiscales para invertir en este tipo de compañías.
Tampoco el sistema laboral, muy poco flexible, logra atraer talento externo.
En Europa la situación es parecida aunque poco a poco están despegando.
Fuente: BBVA Innovation Center
Infografías muy interesantes acerca de su distribución por inversores, valoración, países, sectores y año de fundación.
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