Al principio no entendía nada. Uff!, yo había tardado en comprender a lo que se refería Jung con el término arquetipo bastante tiempo y, sobre todo, necesité ir acumulando un cierto bagaje de hechos y sucesos de un ámbito de la experiencia que es, aún hoy en día, muy poco conocido. Y, de pronto, de golpe y porrazo, aquellas personas sabían perfectamente lo que era un arquetipo y, además, decían que aquello que yo había tardado años en comprender con cierta profundidad, en realidad estaba equivocado y, por si esto fuera poco, que cometía un error que, según me decían, se denominaba falacia pre/trans (de un modo sencillo, confundir lo peor con lo mejor, lo más primitivo con lo más evolucionado).
Me quedé pasmao! Entonces, me puse a reflexionar sobre lo que aquellas personas, con tan buena intención, me habían dicho, y revisé de nuevo los textos de Jung en los que este describía los arquetipos. Luego, revisé mi propio bagaje de experiencias y algunas de las conclusiones a las que había llegado; ¿podría haberme equivocado?
Después de hacer todo esto, y de leer algún libro de Ken Wilber en el que este autor hablaba de los arquetipos, y de la falacia pre/trans, me di cuenta de que el modo en que él describía los arquetipos, y la manera que tenía de describir el "proyecto atman", es decir, la realización más plena del individuo era diferente al de Jung. Además, me pareció, y aún me lo parece, había malinterpretado algunas de las hipótesis que Jung presentaba, basadas en su experiencia como psiquiatra.
Cuando hice públicas estas reflexiones encontré una respuesta enconada en muchos de los estudiosos /seguidores del modelo de psicología integral wilberiano. Lo peor de todo era que, en los temas en que encontré malentendidos, quienes defendían a capa y espada su punto de vista referido al tema de los arquetipos/la imaginación/las imágenes simbólicas, desconocían el trabajo de Jung y, además, me daba cuenta de que ninguno de ellos había trabajado nunca con los sueños, las visiones, la imaginación y, en general, con el material que proviene de lo inconsciente colectivo o alma del mundo.
Continué indagando, para conocer un poco mejor este fenómeno tan extraordinario, y cada vez me sorprendía más. Un grupo cada vez más nutrido de personas, especialmente jóvenes pueres, se habían rapado la cabeza y vestían de un modo muy peculiar. Enseguida me di cuenta de que, en realidad, estaban imitando al carismático pensador americano. Un hombre que, por otro lado, es digno de admiración, sin duda, por el trabajo de síntesis interdisciplinaria, en ocasiones un tanto apresurada, y por su modelo integral de psicología, en el que trata de considerar todos los dominios de la personalidad humana (el biológico, el mental, el social, el psíquico, el ecológico, el cosmológico y el espiritual). ¡Chapó! Pero de ahí a imitar todo cuanto hace, y a no contrastar las afirmaciones que realiza, va un trecho.
Ese fue el momento en el que decidí no realizar ningún comentario más sobre aquellos temas polémicos y abandoné la mayoría de los foros o grupos de caracter wilberiano (como, por otro lado, hice también con los de tinte junguiano).
De hecho, mi intención es que esta sea la última reflexión pública que haga acerca de este asunto. Agradezco a aquellas personas que en su día me hicieron revisar las experiencias y los conocimientos que había ido adquiriendo durante los último quince años, porque gracias a ellos he podido afianzar ciertos ideas y revisar y reelaborar otras.
Demos la palabra al propio Jung sobre lo que él entiende por arquetipo:
"Los arquetipos no son en absoluto vestigios o reliquias arcaicas e inútiles. Son entidades vivas que causan la preformación de ideas numinosas o representaciones dominantes. Sin embargo, una comprensión insuficiente acepta estas prefiguraciones en su forma arcaica porque ejercen una fascinación numinosa sobre la mente subdesarrollada. Así, el comunismo es una pauta de vida arcaica e insidiosa que caracteriza a grupos sociales primitivos; acarrea un liderazgo sin ley como compensación vitalmente necesaria, un hecho que sólo puede pasar por alto si se tiende al racionalismo, la prerrogativa de la mente bárbara.
»Es importante recordar que mi concepto de los arquetipos ha sido malentendido muchas veces como equivalente al de ideas hereditarias o como un tipo de especulación filosófica. En realidad, los arquetipos pertenecen al ámbito de la actividad instintiva, y en ese sentido son pautas hereditarias del comportamiento psíquico. En tanto que tales, los arquetipos poseen unas cualidades dinámicas que psicológicamente se denominan "autonomía" y "numinosidad".
»No conozco una manera mejor de volver a la base instintiva que comprendiendo estas pautas psicológicas que nos permiten reconocer la naturaleza de una actitud instintiva. El instinto de supervivencia se despierta como reaccion contra la tendencia al suicidio masivo representada por la bomba H y por el cisma político. Este último es claramente un producto del ser humano y se debe a distorsiones racionalistas. A la inversa, las preformaciones arquetípicas comprendidas por una mente madura pueden proporcionarnos ideas numinosas que van por delante de nuestro nivel intelectual actual. Esto es lo que nuestra época necesita. Pienso que esto es un incentivo adicional para prestar atención a los procesos inconscientes, que en muchas personas anticipan los desarrollos futuros."
C. G. Jung. La vida simbólica. Vol. 18/2 O.C. Páginas 103-104; Párrafos 1272-1274