¿Has oído hablar alguna vez de los personajes redondos y planos? La idea de personajes redondos y planos nace del novelista inglés Edward M.Foster, quien estableció una serie de características para clasificar a los personajes en planos y en redondos. Hoy vamos a ver qué son los personajes planos y redondos, y sus puntos fuertes y débiles para que podamos sacarles el máximo jugo dentro de nuestra novela.
Personajes planos
Empezamos con los personajes planos. ¿Qué es un personaje plano? Según la clasificación de Foster, este tipo de personaje se caracteriza por la simpleza. Muestra uno o un par de aspectos sobre su personalidad que se mantienen inalterables a lo largo de la historia.Un personaje secundario actuará de manera previsible para el lector, ya que se comportará siempre igual al no evolucionar. Son muy útiles para el escritor ya que apenas necesitan presentación y son muy fáciles de recordar por los lectores.
Generalmente se suele asociar a los personajes planos con los personajes secundarios, ¡pero no tiene por qué ser así! Existen muchas historias protagonizadas por personajes planos, como por ejemplo, la Odisea o Hércules.
Personajes redondo
Por su parte, un personaje redondo se caracteriza por su complejidad. A diferencia que los personajes planos, muestra todos los aspectos de sí mismo, siendo completos. Tienen un pasado, una historia tras de ellos; fobias, intereses...Este tipo de personajes suelen actuar como protagonistas (aunque como ya hemos visto, un personaje plano también puede serlo). El objetivo de estos personajes es enganchar al lector, conseguir que estos se identifiquen con ellos y comprendan sus acciones.
Son personajes que evolucionan a través de las vivencias que van sucediendo en la historia. Por este motivo y por su complejidad, son capaces de sorprender al lector, al contrario que sucedería con los personajes planos.