Foto por jean-louis zimmermann (via Flickr)
Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
Son pocas las personas que se consideran productivas que no utilizan alguna variante de los mapas mentales para realizar su trabajo diario. Esta técnica, inventada por el doctor Tony Buzan, ha demostrado su validez en multitud de ámbitos, como la planificación de proyectos, la organización de ideas, el resumen de libros, o la preparación de presentaciones, por citar solo algunos ejemplos.
Los mapas mentales son, en esencia, un método de análisis que respeta la forma natural en que funciona nuestro cerebro. Nos permite organizar fácilmente los pensamientos según aparecen en nuestra mente, siguiendo las relaciones que existen entre ellos, lo que da como resultado un uso óptimo de nuestras capacidades mentales. Así que no sacar provecho de esta herramienta es como negarnos a utilizar el ordenador para nuestro trabajo diario.
¿Qué aspecto tiene un mapa mental?
Un mapa mental es un dibujo en forma de árbol –ver la imagen que ilustra este artículo– que representa un tema, como por ejemplo un problema a resolver o un proyecto que queremos llevar a cabo. Se puede comparar con un mapa de una ciudad, en el que la idea principal o tema constituye el centro del mapa, y de la que irradian las ideas más importantes relacionadas con la idea principal. A su vez, cada una de estas ideas de primer nivel se dividen en ideas secundarias, y así sucesivamente. Cuato más alejada del centro, más específica es la idea.
Para apoyar el aspecto visual, los mapas mentales hacen uso de dibujos, símbolos y colores. Psicológicamente, ello ayuda a memorizar y comprender mejor el conjunto.
Cuando se han añadido suficientes ideas, se puede decir que el mapa mental representa nuestro conocimiento sobre el tema central, tal y como está organizado en nuestra mente. Nos permite representar un montón de información relacionada en un esquema sencillo, orientarnos en un área específica de nuestro conocimiento, y todo ello en un dibujo fácil de consultar, leer y recordar. Y lo mejor de todo es que, conforme adquirimos nuevo conocimiento –fruto del aprendizaje o del razonamiento–, dicho conocimiento se puede integrar fácilmente al mapa por medio de nuevas ramas.
¿Cómo dibujar un mapa mental?
El proceso de dibujo, según el propio Buzan, consta de 7 pasos:
1. Empieza en el centro de la hoja. Es importante que esté en el centro de la hoja para dejar total libertad a tu creatividad para desarrollar el dibujo en cualquier dirección.
2. Dibuja la idea principal. Sí, he dicho “dibuja”, no escribe. Una imagen vale más que mil palabras, es un centro de atención y estimula tu imaginación.
3. Utiliza varios colores. Como los dibujos, los colores estimulan la imaginación, y hacen más divertido todo el proceso.
4. Partiendo de la imagen central irradia las palabras clave. Conecta cada palabra o idea con la imagen central mediante líneas o ramas. Procura dibujar ramas cada vez más finas conforme te alejes de la imagen central. El uso de las ramas te permitirán darle estructura a tus pensamientos.
5. Utiliza líneas curvas para las ramas. Las líneas rectas son monótonas, mientras que las curvas o de formas diferentes llaman la atención y mantienen a tu cerebro despierto y activo –de forma parecida a como lo hacen los dibujos y los colores.
6. Escribe sólo una palabra por rama. Tener una sóla palabra clave por rama te dará mayor flexibilidad, permitiéndote más posibilidades de ramificación que una frase completa.
7. Usa muchas imágenes. No te limites a la imagen central. Añade imágenes en todos los lugares donde lo creas oportuno para dar más contundecia a las ideas y animar un poco el mapa.
¿Qué herramientas utilizar?
Lo ideal es utilizar un papel blanco grande y rotuladores de colores. Por supuesto, se pueden utilizar hojas normales tamaño A4 o carta, y un bolígrado –yo lo hago para muchos de mis mapas–, pero se pierde gran parte del valor.
Existen muchos programas de ordenador destinados a crear mapas mentales, algunos gratuitos como Freemind o Xmind, y otros de pago como Mind Manager. Todos ellos tienen algunas ventajas, como la facilidad para guardar, modificar y compartir los mapas con otras personas. Sin embargo, siento que limitan mucho el aspecto creativo y la imaginación a la hora de resolver problemas o planear proyectos complejos.
En mi caso particular, raramente utilizo un programa de ordenador. No suelo utilizar colores –no me resulta práctico–, y utilizo una técnica muy sencilla para dividir los mapas en varias hojas, de forma que no pierda la relación entre unas partes y otras, como expliqué hace tiempo cuando hablé del uso de mapas mentales para planificar proyectos. Me encanta trabajar sobre papel: mi mente trabaja mucho mejor.
¡No te pierdas estos otros artículos!
- Planificación de proyectos con mapas mentales