Cada uno de los componentes de la banda de Colmenar Viejo cuenta con una experiencia musical que enriquece al conjunto. Nacho Martínez empezó a los 9 años con el violín. Luego, pasó a lapercusión y finalmente a la tuba. Marta Mascaraque, a los 8, con la flauta. Ana Romero, a los 7, y Celeste Vera, a los 11. Adrián Bueno, estudiante de alemán y ruso, comenzó a tocar el fagot a los 17 años y su sonido le atrajo tanto como cualquiera de las lenguas modernas. Otros, como Lorena Picasso, alternan el fagot, que conoció a los 9 años, con los estudios de medicina. Adela García, de una familia de músicos, lo hace con los de arquitectura. Antonio Ruiz, inspector de Educación y doctor en Ciencias Químicas, empezó a tocar el clarinete a los 27 años. Luego, se casó y lo dejó hasta los sesenta, en que continuó con la banda, en la que participa asíduamente y con una cierta pasión. La misma con la que María del Mar Velarde, ama de casa y ayudante de jardinería, se abraza al clarinete, con sus 42 años. O María Isabel Frontaura y Miguel Ángel Fermosell, funcionaria y agente forestal. O Rafael Ruiz, un informático que siempre fue un aficionado a la música y conoce a fondo las notas y signos de una partitura. Aitana Fuentes, una jovencita de 17 años, cogió el clarinete a los 11, imitando a su padre, quien toca el saxofón y llevaba con él a su hija a la banda. Isabel Méndez, con 56, empezó hace un lustro, tras haber estudiado piano y periodismo y haber sido economista de Telefónica. Raquel Urbón, ingeniera agrónoma, paisajística y educadora canina, se hizo con un saxo a los 18. Rafael Sanz, de 30 años, sigue los pasosde su abuelo que también lo tocaba. Hoy, Rafa es profesor de música. Rosa María Jurado, hermana de un clarinetista que fue uno de los fundadores de la Banda, comenzó a los 20. Le dieron un saxofón abandonado y deteriorado. Lo limpió y comenzó a soplar. Hoy es, para ella, uno de los más claros y apasionados instrumentos. Juan Antonio Valverde, un murciano de 56, aprendió de joven a hacer trémolos con la bandurria. Sabía música de oído y manejaba las cuerdas de la guitarra. Desde entonces, le quedó el gusanillo y, a los a los 42 años, se inició con el saxo alto así como con el trombón. Juan José Zafra, empleado de banca, se jubiló a los sesenta, pasando de los números a las notas musicales e iniciándose en el manejo del saxo. Pablo Daniel Picasso, un comercial uruguayo de 53 años, se empeñó a tocarlo mientras su hija Lorena, eligió el fagot. Y Carlos Torrenti, un ingeniero de telecomunicaciones valenciano que empezó a los 20 años con saxo y luego lo dejó, ha vuelto a hacerse con él mientras dice, convencido: “Ese es un instrumento muy versátil, en banda y en conjuntos más modernos”.
Los componentes de esta Banda de Colmenarllevan 26 años tocando y dando la nota. Kiko Moreno decidió, hace unos años, apuntarse con su padre, veterinario muncipal, en la escuela de música. Fue hace once años, al enterarse de que un arquitecto municipal iba a clases de saxo. Fede y Kiko aprendieron a tocar trompeta; su hermano, Pablo, el clarinete y su madre es la secretaria de la banda. Kiko es hoy es uno de los mejores trompetistas de bandas, además de haber creado The Skartes Skaband y dos grupo con los que actúa constantemente. Manuel García, estudiante de 14 años, comenzó con la misma a los 7 años por envidia sana. Toda su familia tocaba algún instrumento: su padre, Paulino García, el saxo barítono; Hugo, su hermano, la percusión; los primos, el clarinete y el saxo, y el abuelo, la guitarra. David Murillo, un extremeño de 25 años que comenzó de pequeño con el trombón, volvió a recomenzar hace cinco años, cuando se quedó en paro. Roberto Folgado, de origen valenciano, recuerda que, antes de empezar a hablar, ya señalaba la televisión cuando en la pantalla salía alguien tocando el trombón. Empezó a los siete años y, a los 19, ingresaba en la banda de Infantería de Marina. Hoy, en sus varios viajes que hace como músico en el Juan Sebastián El Cano, tiene la oportunidad de tocarlo en alta mar o en cualquiera de los océanos. También Ricardo Canet, profesor de la escuela, es de origen valenciano, y es un profesional colaborador habitual de la banda. Comenzó a los ocho años porque le gustaba y por tradición familiar: tambien su padre y su abuelo fueron músicos.
Miguel Ángel Arceo Fernández, un informático jubilado de 63 años, descubrió, en su juventud, cómo la música era un entretenimiento, una ayuda cuando se sentía solo y, a veces, hasta una forma de complicarse la vida. A los 16 años, empezó a aporrear la guitarra y a interesarse por ella. Después, los hijos y el trabajo le hicieron guardarla durante muchos años hasta que un día, escuchando flamenco, se enamoró de esa música. “Decidí ir a clases y tratar de aprender lo más posible, pero eso, como dicen los ‘flamencos’, hay que mamarlo. Ya había comprobado que, sin una buena base de solfeo, la música era mucho más difícil, pero mis ocupaciones laborales y familiares no me permitieron hacerlo hasta que me jubilé. Hace escasamente cuatro años, después de 30 años de actividad en la informática, acudía a la escuela de música de la banda de Colmenar Viejo y comencé a estudiar en serio. Y, cuando ya tenía una base suficiente, quise entrar en la banda. Me propusieron que tocara el trombón, un instrumento que estaba libre. Fue algo casual. Sabía que, para alguien tan torpe como yo, necesitaba al menos cinco años para poder defenderme dignamente. Pero ya había empezado y no pensaba soltarlo. A los tres años, ya trataba de seguir las partituras y las tocaba más o menos bien. A veces, me sentía cabreado por no ser capaz de hacer más y casi siempre la razón era por falta de estudio. Sabía que, si el instrumento estaba en condiciones y no sonaba bien era por mi culpa. Así que aumenté las horas diarias de estudio. Entre una y tres horas diarias. Y el día que no lo tocaba tenía mala conciencia.Llegué a tomarle confianza y a darle mucho mimo. Y el día que no lo tocaba lo echaba de menos”.
Aquella Semana Santa pasó y con ella, las lluvias del invierno. Y llegó la primavera, la que la sangre altera. Y la banda siguió ensayando cada martes y jueves, programando conciertos por doquier, como se muestra en los vídeos más recordados. O como el que se prepara para el próximo día 7 de diciembre, XXXV aniversario de la Constitución, en el auditorio “Villa de Colmenar”. Varias obras clásicas serán entoncesinterpretadas: Verdi (Escena y gran marcha de la Ópera Aida), Rossini (La Gazza Ladra) Wagner (Rienzi), Mozart (Las bodas de Fígaro), el concierto de Aranjuez, Overture to Candide (Bernstein) y Second Suite for Band. Y la banda sigue, sigue y sigue sonando…
Les dejamos ya con otras cuatro obras interpretadas por la Banda de Colmenar:
Actuación de la Banda Sinfónica de Colmenar Viejo en el IV Festival de Bandas de Música de Colmenar Viejo “Maestro José Guillén”, el 1 de abril de 2007. Interpreta: “Tango for a toreador” de Herman Chr Snijders
Sisco. Marcha Mora. Parte 1ª. Fiestas de Colmenar Viejo. Agosto 2010.