En otros casos, se jugaba con dominio de algunos países que aportaban un tono curioso a nuestra web, y la extensión .tv de las islas Tuvalu, un país de 25km2 y 12.000 habitantes, era muy solicitada por cadenas de televisión de todo el mundo, dando una inyección económica a estas pequeñas islas que viven de su escasa agricultura y pesca y que carecen hasta de agua potable. Pero si se procede a la liberación de las extensiones de dominios, estaremos entrando en otra fase de la web. Ya no intentaremos arriesgarnos a teclear en la barra de direcciones el nombre de la empresa o instituciones que buscamos, pensando en si era .com o .es. ¿El louvre seguirá siendo www.louvre.fr o pasará a denominarse www.louvre.musee, www.louvre.museum o www.louvre.paris?
Ahora habrá cientos de extensiones y o tenemos previamente la dirección deseada, o nos estamos encaminando a un nuevo nivel de googledependencia, ya que no quedará más remedio que pasar por el motor de búsqueda, acción que por otra parte es tarea cotidiana en lo más jóvenes, que no suelen anotar las url en la barra de direcciones, sino que directamente la teclean en el cajetín de búsqueda de google.
Por otra parte, puede ser una nueva manera de organizar la sobreinformación que nos ofrece la red: colegios, guarderías o institutos bajo la extensión .educación, hospitales, farmacias y clínicas bajo la extensión . salud, bandas, orquestas, coros y grupos bajo la extensión .música. Pero hay que andarse con mucho cuidado, ya que si no se realiza una concienzuda planificación semántica, nos estamos arriesgando a fraccionar en demasía la red, creando espacios demasiado locales y perdiendo la dimensión global de la red. alfonsovazquez.comciberantropólogo