Hablemos de marca… vivimos en un mundo globalizado en el cual nuestras fronteras, independientemente de a lo que nos dediquemos, se han expandido de manera tal que podemos obtener y ofrecer productos y servicios prácticamente a cualquier rincón del mundo solo con un clic.
Lo que a su vez significa que nos estamos enfrentando a un espacio totalmente competitivo que nos exige tener propuestas de valor que nos identifiquen frente a la manera en cómo nos perciben nuestros consumidores en el mercado en comparación con la competencia.
Por lo tanto, hablar de marca significa hablar de percepción, es decir, como nos ven las personas que interactúan en nuestro entorno, ya que al fin y al cabo el objetivo es poder generar en ellas sentimientos que las motiven a comportarse de cierta manera.
Y aquí va la primera clave, aquellos que se declaran fieles a una marca es porque pueden identificar sus pasiones en esta y logra moverlas a través de ellas para que exista una empatía. Estas conexiones nacen a través de las propuestas de valor; tú como marca, qué me ofreces distinto al resto de las demás similares existentes en el mercado que me haga sentir importante como consumidor de tus productos.
Ahora bien, existen básicamente dos maneras de generar ese factor diferenciador y de las cuales estaré hablando en un próximo post. Si tienen alguna sugerencia de algo que podamos debatir acerca de la temática, estoy abierto a sugerencias.