¿Qué te pasó Mar del Plata?

Por Pilag6 @pilag6

No me gusta hablar mal de los lugares que visitamos por el simple hecho de que siempre se le puede ver el lado positivo, pero creo que al recordar el viaje de 4 días que hicimos a en el verano de 2015, lo que sentí fue un golpe duro y certero al corazón. Mar del Plata es (o era) uno de esos lugares que le tenía mucha estima y al cual volvía cada cierto periodo de tiempo porque me sentía muy cómodo y disfrutaba de la ciudad. Pero en este viaje el amor se rompió.

Luego que mi hermano me regalara un viaje a La Feliz con todo pago por cuatro días, armé la mochila con mucha emoción porque volvería a esa ciudad que tantas veces me hizo, precisamente, feliz. Viajamos con la empresa Charlitur y ahí fue donde comenzó el principio del fin de una relación de años.

Antes de subir a la combi le había dicho a una señora, que parecía simpática, que quería sentarme en el asiento delantero debido a mi altura. Le expliqué mi situación de casi dos metros que estaba a la vista. Sino viajaría incomodo en los asientos del medio, le comenté. Claro querido, me dijo con una falsa sonrisa. Cuando subo me la encuentro sentada en el asiento delantero, esquivando mi mirada de inquisición, haciéndose la que no me conocía. No pasa nada, pensé. Viajaré otra vez como tantas otras en los asientos del medio. Cuando conseguimos un lugar, nos ubicamos. Con toda naturalidad me recuesto en el respaldo para relajarme y disfrutar del viaje. Para mi asombro y el de Laura, fui aparar a los pies de una pobre niña que estaba sentada en el asiento de atrás mio. Si. Estaba roto, y no solo eso, no se quedaba fijo. Cada vez que apoyaba mi espalda en el asiento me iba para atrás. Fue así que viaje ocho horas como si estuviera en un sube y baja en el parque, haciendo fuerzas con los abdominales para mantenerme quieto.

Y a Laura no le fue mejor. Mientras apretaba el botón de su asiento para inclinarse, haciendo mucha fuerza, el conductor, que casualmente era el dueño de esta empresa, la mira por el espejo retrovisor y grita para que todos escuchen: algunos asientos no se inclinan. Tendría que haber dicho que ningún asiento se inclinaba, porque en la vuelta cambiamos de lugar y los dos que nos tocaron estaban más fijos que peinado con gomina. Que suerte que así arrancamos.

Hola Mar del Plata

Llegamos a Mar del Plata a las 6 de la mañana y nos alojamos en el Hotel Meu Lar. Nos tocó la habitación número 11 que era un poquito mas grande que el baño de mi casa. Tenía una cama de plaza y media con dos colchonetas muy pero muy finas, abombadas hacia el medio, como techo a dos aguas invertido. Y si la pieza era pequeña el baño era diminuto. Con decir que podías bañarte mientras hacías tus necesidades y te lavabas los dientes. Bueno, " a caballo regalado no se le miran los dentes " dicen, pero me pongo en el lugar de las personas que si tuvieron que pagar por este viaje. Familias con niños que... En fin... Sigo.

¿Sos vos, Mar del Plata?

Ahora voy a hablar de mi ex. De mi antes querida y siempre venerada Mar del Plata. La encontré decaída. Sin ganas de atendernos. Venida abajo. Abandonada en un rincón de la provincia como se abandonan los zapatos viejos en el fondo del ropero. Muy sucia. Muy pero muy sucia y peligrosa. Anduvimos caminando por la zona céntrica de la ciudad desde La Perla hasta Playa Varese. Por esas zonas nos movimos y lo que vimos no nos gusto para nada.

Fuimos hasta las Playa del Sur, esas que nos habían dicho que eran mejores que las playas del centro y, a decir verdad, no notamos la diferencia. Las mismas playas sucias que en toda su costa, descuidadas, sin ganas de recibir a los turistas.

Creo que la esencia de un lugar mágico como supo ser Mar del Plata no se debería perder. Bueno. Se perdió. Desapareció ese misticismo que le deba a La Feliz la combinación perfecta entre bohemia, diversión y relax. ¿Qué te pasó Mar del Plata? ¿Qué te hicieron, vieja amiga?

Me llevé una gran desilusión. Yo la recordaba de otra manera. Alegre, fiel, atenta, Feliz. Ahora la vi triste, como un condenado contando los días que le quedan para la inyección letal.

Chau Mar del Plata

Mucho mas para decir no tengo. Me siento mal. Tan mal que no me dieron ganas de sacar ni una foto, porque esta ciudad no es la misma que fue hasta hace pocos años. Me la cambiaron. Y me la cambiaron para peor. No se si fue culpa de los gobiernos de turno, de la gente, de los comerciantes o de los turistas. No se ni me importa. Lo único que quiero es que Mar del Plata vuelva a ser lo que era antes. Quiero que me la devuelvan los que se la robaron.

Que triste que estoy. Nunca hubiese querido escribir estas palabras pero es lo que siento. Uno de mis lugares preferidos de Argentina quedo en el olvido. Dejo de ser lo Feliz que era para convertirse en una ciudad que poco a poco va apagando tristemente su luz.

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