En las situaciones en que los padres tendían a alabar las acciones más que las características de los niños, los niños reportaron tener actitudes más positivas sobre los desafíos, tenían una mayor capacidad de encontrar formas de vencer los obstáculos, y creían que podían mejorar mediante el trabajo arduo. El estudio también halló que la cantidad total de elogios no afectaba las respuestas de los niños. Los investigadores descubrieron una diferencia sexual relacionada con el estilo de elogio de los padres. Aunque los niños de ambos sexos recibían más o menos la misma cantidad de elogios en general, los chicos tendían a recibir más elogios por el proceso que las chicas. Cinco años más tarde, en promedio los chicos se sentían más cómodos al enfrentarse a desafíos intelectuales y eran más propensos a pensar que podían hacerse más inteligentes a través del trabajo arduo que las chicas.
Jean Twenge, profesora de psicología de la Universidad Estatal de San Diego, dijo que el estudio ayuda a hacer la distinción que los padres necesitan entre comunicar a los niños que pueden lograr algo y simplemente aumentar su autoestima. "Significa reforzarle a los niños que son capaces de hacer algo", apuntó Twenge. Aunque Twenge dijo que cree que los investigadores realizaron un buen trabajo al controlar las variables externas, anotó que es imposible medir todo en este tipo de investigación, que se conoce como "estudio correlacional". También anotó que en cualquier momento en que los padres están siendo observados y filmados, sus acciones y comentarios quizás no reflejen lo que harían si no los observaran ni filmaran. Pero señaló que el nuevo estudio es "un buen complemento para los datos experimentales previos".
El estudio, aunque no se relaciona directamente con la autoestima, ilumina por qué dar a los niños mensajes positivos sin consideración no es efectivo, aseguró Twenge. "La autoestima en sí no lleva a cosas buenas, como unas buenas calificaciones o la prevención de la mala conducta", advirtió. "Es mejor enfocarse en la autoeficacia, o sea pensar que uno es capaz de hacer algo, y en el autocontrol. Ese tipo de elogios, que se enfoca en la acción, apunta en esa dirección". La moraleja para los padres en realidad es bastante simple, aseguró Gunderson, autora del estudio. "Realmente se trata de fomentar una mentalidad de que el desafío y el esfuerzo son buenos, y que siempre se puede mejorar si se trabaja arduamente". Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare
Via MedlinePlus