Curro es un miembro de la jet set madrileña que, a pesar de tenerlo todo, vive atormentado por su sexualidad y, sobre todo, por la muerte de Trasto, su perro, a quien tuvo que sacrificar con todo el dolor de su corazón. Un dolor que, lejos de desaparecer con el paso del tiempo, cada día se ha hecho más grande, más insoportable, hasta el punto de ocupar todos sus pensamientos y su vida. Está sumido en algo parecido a una depresión. Adoraba a su perro, su amigo fiel, su amor, mucho más que una simple mascota. Lo amaba. Y ahora no sabe, no puede y no quiere vivir sin él. Algo que nadie de su entorno comprende, ni sus conocidos, ni sus amigos ni sus familiares. Y lo mismo le sucede al lector. Para mí, al menos, me ha resultado algo exagerado, forzado, excesivo y, por encima de todo, incomprensible. Como muchos ya sabéis, tengo un gato, Calcetines, desde hace casi tres años. Sé que cuando falte lloraré, lo pasaré mal, estaré triste y que nunca le olvidaré, pero de ahí a estar enamorado de un animal va un trecho muy largo que, al menos yo, no he sido capaz de recorrer en esta lectura. Eso ha provocado que en ningún momento haya congeniado con el protagonista, no he sabido entender sus motivaciones, su comportamiento, su forma de pensar y ver la vida. No me he sentido identificada con él y, como consecuencia, no he logrado meterme en la historia ni creérmela. El otro personaje principal de la novela es Dimitry Denissov, a quien todos llaman Dima, un ruso de 29 años, antiguo miembro del ejército de su país, deportista, fuerte, musculoso, luchador... Justo el tipo de jóvenes que le vuelven loco a Curro. Le encanta protegerlos, cuidarlos y, cómo no, llevárselos a la cama. Por eso, cuando Curro encuentra a Dima herido en una cuneta, siendo perseguido por unos miembros de una mafia rusa, a pesar de que no lo conoce, no duda en subirlo a su coche y llevárselo a su casa. No sé a vosotros, pero a mí este comienzo de la historia me ha resultado muy poco creíble... Entre medio de Dima y Curro está Eugenia Osorio, una famosísima modelo, una niña bien, pija, consentida, malcriada, mimada, que está medio loca, es escandalosa, estrafalaria, egoísta e infantil. Aun así, es la mejor amiga de Curro, con quien se supone que iba a casarse, hasta que Dima se cruza en su camino. Los tres se verán envueltos en persecuciones, secuestros, tiroteos, asesinatos y amenazas protagonizados por la mafia rusa y recorrerán las altas esferas de Madrid, como los mejores restaurantes, el Teatro Real o el barrio de Salamanca, y de Marbella rodeados por la jet set de la capital, pero también por el hampa rusa, con quien el lector descubrirá el mundo del tráfico de droga o el de los porteros de discoteca. Una historia que mezcla el lujo y el dinero con la violencia y el sexo en una trama que aunque tiene ritmo, entretiene y divierte, no me ha llegado a enganchar ni a convencer del todo. No he sido capaz de comprender a los personajes, no me he sentido identificada con ellos y la trama me ha resultado demasiado peliculera, mucha acción sin ton ni son, demasiados flecos sueltos, muchos detalles que chirrían, que no se cierran ni explican bien, poca profundidad, poco realismo y verosimilitud y mucha superficialidad. La relación entre Curro y su perro Trasto me ha resultado pesada, demasiado repetitiva y he acabado bastante harta de los pasajes en los que una y otra vez se nos explica lo mucho que Curro amaba a su perro y cómo tuvo que sacrificarlo por una enfermedad. La sinopsis califica la novela como de acción, pero yo no tengo muy claro cómo calificarla. Es cierto que tiene mucha acción, pero también mucho humor, a veces con sentido y otras sin él, a ratos me ha recordado a una novela de chick-lit, también se asemeja un poco a una novela negra... Creo que el autor ha intentado crear un puzzle que tuviese un poco de todo pero la mezcla y el conjunto, al menos a mí, no ha terminado de convencerme. El final me ha resultado lo más inverosímil de todo, demasiado imaginativo y fantasioso para mi gusto. No voy a negar que la historia a ratos me ha entretenido, es fácil de leer, algo ligero que divierte, pero nada más. No ha sido ni mucho menos lo que yo esperaba. Pero ya se sabe que, por desgracia, no nos puede gustar todo lo que leemos. Aun así me gustaría que alguno os animárais a leer la novela y conocer vuestra opinión. Espero que os gusten todos estos trastos.
Curro es un miembro de la jet set madrileña que, a pesar de tenerlo todo, vive atormentado por su sexualidad y, sobre todo, por la muerte de Trasto, su perro, a quien tuvo que sacrificar con todo el dolor de su corazón. Un dolor que, lejos de desaparecer con el paso del tiempo, cada día se ha hecho más grande, más insoportable, hasta el punto de ocupar todos sus pensamientos y su vida. Está sumido en algo parecido a una depresión. Adoraba a su perro, su amigo fiel, su amor, mucho más que una simple mascota. Lo amaba. Y ahora no sabe, no puede y no quiere vivir sin él. Algo que nadie de su entorno comprende, ni sus conocidos, ni sus amigos ni sus familiares. Y lo mismo le sucede al lector. Para mí, al menos, me ha resultado algo exagerado, forzado, excesivo y, por encima de todo, incomprensible. Como muchos ya sabéis, tengo un gato, Calcetines, desde hace casi tres años. Sé que cuando falte lloraré, lo pasaré mal, estaré triste y que nunca le olvidaré, pero de ahí a estar enamorado de un animal va un trecho muy largo que, al menos yo, no he sido capaz de recorrer en esta lectura. Eso ha provocado que en ningún momento haya congeniado con el protagonista, no he sabido entender sus motivaciones, su comportamiento, su forma de pensar y ver la vida. No me he sentido identificada con él y, como consecuencia, no he logrado meterme en la historia ni creérmela. El otro personaje principal de la novela es Dimitry Denissov, a quien todos llaman Dima, un ruso de 29 años, antiguo miembro del ejército de su país, deportista, fuerte, musculoso, luchador... Justo el tipo de jóvenes que le vuelven loco a Curro. Le encanta protegerlos, cuidarlos y, cómo no, llevárselos a la cama. Por eso, cuando Curro encuentra a Dima herido en una cuneta, siendo perseguido por unos miembros de una mafia rusa, a pesar de que no lo conoce, no duda en subirlo a su coche y llevárselo a su casa. No sé a vosotros, pero a mí este comienzo de la historia me ha resultado muy poco creíble... Entre medio de Dima y Curro está Eugenia Osorio, una famosísima modelo, una niña bien, pija, consentida, malcriada, mimada, que está medio loca, es escandalosa, estrafalaria, egoísta e infantil. Aun así, es la mejor amiga de Curro, con quien se supone que iba a casarse, hasta que Dima se cruza en su camino. Los tres se verán envueltos en persecuciones, secuestros, tiroteos, asesinatos y amenazas protagonizados por la mafia rusa y recorrerán las altas esferas de Madrid, como los mejores restaurantes, el Teatro Real o el barrio de Salamanca, y de Marbella rodeados por la jet set de la capital, pero también por el hampa rusa, con quien el lector descubrirá el mundo del tráfico de droga o el de los porteros de discoteca. Una historia que mezcla el lujo y el dinero con la violencia y el sexo en una trama que aunque tiene ritmo, entretiene y divierte, no me ha llegado a enganchar ni a convencer del todo. No he sido capaz de comprender a los personajes, no me he sentido identificada con ellos y la trama me ha resultado demasiado peliculera, mucha acción sin ton ni son, demasiados flecos sueltos, muchos detalles que chirrían, que no se cierran ni explican bien, poca profundidad, poco realismo y verosimilitud y mucha superficialidad. La relación entre Curro y su perro Trasto me ha resultado pesada, demasiado repetitiva y he acabado bastante harta de los pasajes en los que una y otra vez se nos explica lo mucho que Curro amaba a su perro y cómo tuvo que sacrificarlo por una enfermedad. La sinopsis califica la novela como de acción, pero yo no tengo muy claro cómo calificarla. Es cierto que tiene mucha acción, pero también mucho humor, a veces con sentido y otras sin él, a ratos me ha recordado a una novela de chick-lit, también se asemeja un poco a una novela negra... Creo que el autor ha intentado crear un puzzle que tuviese un poco de todo pero la mezcla y el conjunto, al menos a mí, no ha terminado de convencerme. El final me ha resultado lo más inverosímil de todo, demasiado imaginativo y fantasioso para mi gusto. No voy a negar que la historia a ratos me ha entretenido, es fácil de leer, algo ligero que divierte, pero nada más. No ha sido ni mucho menos lo que yo esperaba. Pero ya se sabe que, por desgracia, no nos puede gustar todo lo que leemos. Aun así me gustaría que alguno os animárais a leer la novela y conocer vuestra opinión. Espero que os gusten todos estos trastos.