Desde la estación puedes llegar al centro en bus, pero nosotros nos acercamos en coche y aparcamos en el parking 6, en la Spielplatz. Desde allí cogimos el "Recorrido por el casco antiguo" que venía señalizado en el plano:
La St. Anna-Kirche fue construida por Rischer en 1714 como iglesia de un hospital católico. Justo al lado se encuentra la Altes Waisenhaus, una casa burguesa barrosa remodelada en 1756 como el hospital de los reformados.
Más arriba del castillo hay varios miradores a los que se accede a través de dos funiculares, a pie o a coche. El funicular inferior hasta la estación de Molkenkur es uno de los funiculares más modernos y el superior hasta la Silla del Rey o Königstuhl es el funicular eléctrico más antiguo del país.
Aparte de perdernos el interior del castillo y la subida en los funiculares, nos quedamos con las ganas de hacer el Philosophenweg o Camino de los Filósofos, que se encuentra entre los caminos de altura más bellos de Europa y que sirvió de inspiración a varios sabios
Además, Heidelberg también tiene varios museos: el de la Universidad (Universitätmusem), el Universitätsbibliothek con una colección gratuita de canciones medievales, el de la historia del embalaje, el de la Farmacia...
En definitiva, Heidelberg fue nuestra primera toma de contacto con Alemania y creo que no habríamos podido escoger mejor. Es una ciudad universitaria con mucho bullicio, pero también es una ciudad tranquila llena de encanto, con preciosas callejuelas y con un entorno natural perfecto para hacer senderismo y pasear sin prisa.