Marsella. Una ciudad con historia
Cuando decidimos visitar Marsella, no sabíamos que era una ciudad con una historia tan antigua. Es lo que más me llamó la atención cuando me puse a leer acerca de esta ciudad, Marsella tiene más de 2600 años de antigüedad.
Esta vez habíamos decidido ir un poco "a la aventura" así que no nos habíamos planificado el día de forma muy estricta. Nos apetecía hacer slow travel, cada vez más, de hecho, así que teníamos claro que lo que pudiéramos ver lo veríamos, lo que no, para otra ocasión. Pero sin prisas.
El mercado de pescado
Lo que sí teníamos claro era que había que arrancar prontito por la mañana, sin pasarse, pero pronto, para aprovechar el día. Así que a las 09:00 ya estábamos desayunados y empezando nuestro recorrido.
Lo más recomendable es empezar en la explanada del puerto viejo de Marsella. Aquí los pescadores venden el pescado que acaban de capturar, así de directo, sin pasar por la lonja, ni por ningún control sanitario que nosotros viéramos, del barco a casa. Ponen sus puestecitos, un par de mesas, tres como mucho, medio mal colocadas y una sombrilla. Y a vocear a ver si los clientes se acercan. Limpian el pescado allí mismo y tiran los restos incluidos espinas, intestinos, etc al agua, tal cual. En los puestos había de todo, pulpos, pescados que ni conozco, algún lenguado creí ver y muchas de las bandejas con algunos pescados todavía boqueando porque les falta aire. A mí me parecía algo muy auténtico y me entretuve un rato, a Vero se le revolvió el estómago.
La explanada está presidida por la gran noria. No nos pareció que tuviera nada de especial así que más tarde, cuando la abrieron al público decidimos no montarnos. En esta misma explanada está l'ombriére que es un techado enorme realizado en metal pulido y que actúa como espejo.
El Puerto Viejo de Marsella
Desde donde se encuentra la noria, hacia la derecha por la calle La Canebière, está la oficina de turismo de Marsella. Aquí puedes informarte acerca de alguna excursión interesante, comprar el ticket para el autobús turístico o la Marsella City Pass. La verdad que está muy bien, tiene acceso a un montón de museos, transporte público gratuito y bastantes descuentos y lo más interesante, incluye la visita a la isla de If y al Château d'If. Bajando de nuevo hacia el puerto viejo por la orilla de la derecha o la orilla norte nos dirigimos a la plaza del Ayuntamiento.
Esta orilla por la que vas paseando es la orilla norte y es aquí donde se fundó la ciudad en el 600 a. C. por los griegos. A tu derecha encontrarás la plaza del Ayuntamiento. Frente a la plaza del Ayuntamiento se puede tomar el transbordador que cruza de una orilla a la otra. El trayecto es muy corto y antes era gratuito, ahora tiene un coste de 0,50 €.
Hacia la derecha se extiende el casco viejo o Le Panier, el ayuntamiento y la Vieille Charité o Vieja beneficencia que acogía a huérfanos y ancianos. El casco viejo bien merece un paseo.
Le Panier en Marsella
Recorrer Le Panier es una de las actividades a las que le debes destinar un par de horas al menos de tu planificación. Puedes ver algunos de los edificios más antiguos o con más historia de la ciudad como el Hotel Dieu que era el antiguo hospital, el ayuntamiento, la plaza de Lenche, la Catedral de la Major o la Vieille Charite.
Es un barrio con encanto, donde muchas de las calles son peatonales y te puedes encontrar algunas de ellas llenas de plantas que cuidan los habitantes del barrio, o con algunas tiendas alternativas muy interesantes. También hay espacio para los artistas callejeros y algunos pintores que exponen su obra colgando los cuadros en plena calle.
Es un paseo muy entretenido en el que también habrá lugar para los callejones con encanto, los anticuarios, como no, y algún que otro pintor al que pudimos "cazar" en pleno acto creativo en su estudio. Sin lugar a dudas, totalmente recomendable.
Regresamos a la plaza del Ayuntamiento para tomar el transbordador y cruzar a la otra orilla del puerto viejo, y nos encontramos con un Marsella diferente.
Museo y Fábrica de Jabón de Marsella
En esta orilla encontramos el museo del jabón. Es un museo pequeño en el que te explican como se hacía el famoso jabón de Marsella. Puedes ver el proceso tradicional, pero además tiene una pequeña fábrica con maquinaria moderna en la que hacen jabón de verdad. Normalmente no hay acceso pero tuvimos la suerte de que estaba dando una explicación a unos niños y nos dejó ir con ellos. La entrada es económica, tan solo 2€ e incluye una pastilla de jabón de Marsella de 100 gramos.
Le Palais Du Pharo
El palacio del faro fue un palacio encargado por Luis Napoleón para establecer una residencia imperial en Marsella, nunca lo utilizó y finalmente terminó donado a la ciudad por la emperatriz. Hoy en día es un palacio de congresos pero es interesante acercarse y visitarlo porque tiene una vista preciosa del puerto viejo de Marsella como puedes ver a continuación.
La Isla de If y el Conde de Montecristo
Esta isla que está frente a la costa de Marsella es la prisión en la que se encarcela al personaje de ficción de Edmundo Dantés en el Conde de Montecristo, nunca estuvo encarcelado el hombre de la máscara de hierro y fue un fuerte, una prisión y hasta acogió un rinoceronte en el siglo XVI!
Basílica de Notre-Dame de La Garde
Notre-Dame de La Garde es la niña bonita de los marselleses. Tienen un cariño muy especial a esta iglesia. Significa Nuestra Señora de la Guarda. En este emplazamiento desde el Siglo XII ha habido una capilla o iglesia con este nombre. Sin embargo, la actual es de mediados del siglo XIX. Esta basílica preside Marsella y se ve desde muchos de sus emplazamientos.
Una de las fotos más bonitas que pude hacer de esta iglesia es desde la orilla norte del puerto viejo, donde se toma el transbordador, por la noche.
Les Goudes. Les Calanques
Propiamente dicho, es Marsella y pertenece a Marsella, pero está un poco lejos. Les Calanques es un parque natural que está al sur de Marsella y es un distrito de la misma. Nosotros fuimos con la puesta de sol ya que hay unas calas muy bonitas y llegamos a Les Goudes que es un precioso conjunto de casas.
Aquí encontramos un bar tipo irlandés que nos encantó que se llama 20.000 lieues (20.000 leguas). Te puedes pedir unas pintas mientras disfrutas de la preciosa puesta de sol en el mediterráneo, estaba a tope de gente. fue un colofón fantástico a nuestro día y no nos olvidaremos fácilmente.
Marsella me pareció una ciudad preciosa, cargada de historia y de costumbres. A nosotros nos encantó y nos dejó un gusto especial. Volveremos!.