Naviglio Grande
Hay un rincón en esta ciudad que es una delicia y cada vez que paso por allí me gusta más y más. Pasear al lado de los canales, las terrazas tan italianas para tomar un aperitivo, sus barcos-restaurantes apostados en sus aguas, el movimiento que tiene por las noches… Navigli está de moda y se entiende muy bien el por qué.
Hace muuchos muchos años, Milán era navegable y el agua recorría varios canales que cruzaban la ciudad en un sistema estupendo ideado por el mismísimo Leonardo Da Vinci a finales del Cuatrocientos. El objetivo era poder llegar desde los grandes lagos como el de Como hasta el mismo centro de la ciudad. De hecho, gracias a ello se pudo transportar por barco las enormes piedras de mármol que sirieron para la construcción del Duomo.
Debía de ser estupendo en su día, con mercadillos por todas partes, los puentes de madera y la vida ajetreada propia del principal puerto fluvial de Italia a finales del siglo XIX.
De aquellos tiempos se conservan sólo dos canales ya que en 1930, por razones de higiene y comodidad, se decidió sacar el agua de los canales y convertirlos en calles. Lo que sí podéis ver hoy en día es el “Naviglio Grande” que se construyó en 1177 y el “Naviglio Pavese“, que data del Trescientos.
Naviglio Grande
El Naviglio Grande os deleitará con sus restaurantitos, sus terrazas… y con dos cosas importantes que ver: la Chiesa di San Cristóforo, que es la iglesia que da al mismísimo canal, y el “Vicolo delle Lavandaie” (Callejón de las lavanderas). Esto último es muy curioso porque está muy bien conservado y lo encontráis en el mismo canal, metiendose como en un minicallecita y al lado de un restaurante. Desde el Ochocientos y hasta los años 60 se estuvo usando este área para la lavar a mano la ropa contra la piedra por parte de las familias más humildes. Y dos curiosidades más os aportaré sobre esta parada en el camino: en realidad el callejón está dedicado a los hombres lavanderos, ya que en el Ochocientos eran ellos los que lavaban la ropa; y el detergente que se usaba se llamaba “palton” y consistía en una mezcla de cenizas, jabón y soda.
Vinacolo di lavandaie
Naviglio Pavese
Cerca del Naviglio Grande encontraréis el Naviglio Pavese, un canal más pequeño que el anterior pero del mismo estilo.
Toda la zona se ha convertido en área de moda nocturna así que los fines de semana los encontraréis llenos de gente, de jóvenes bebiendo algo en la calle, o en las terrazas. Es una gozada tomarse algo por esta zona donde encontraréis multitud de pubs.
Aviso para navegantes: a mí me gusta más el Naviglio Grande porque por la noche cuando he ido al Pavese he visto mucho macarra y chavales más jovencitos. El Grande es más adaptado a mi edad (ya soy una vieja total) y hay gente más normal.
Esta basílica es famosa no sólo por ser un bonito templo religioso sino porque la leyenda cuenta que en su día albergó los restos de los Reyes Magos, sí lo de Oriente, los de Navidad. Cuenta la historia que Eustorgio quiso ser enterrado al lado de los restos de tan célebres personajes que se encontraban en Constantinopla. Los hizo traer y los metió en un colosal sarcófago de piedra que podéis ver a día de hoy en la Basílica, en una pequeña capilla (yo no pude entrar porque estaba cerrada…). Después, cuando las tropas del Emperador Federico I Barbarroja entraron en Milán saquearon la Basílica y a día de hoy podéis visitar los restos mortales de los Reyes Magos en Colonia (Alemania).
Arco di Ticino
Interesante, ¿no?
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