Qué ver en Potsdam?

Por Artabria @artabria
Potsdam es preciosa, sí y es una de la excursiones más demandadas desde Berlín, pero nosotros nos arrepentimos bastante de acercarnos a ella. 
 Estamos de acuerdo en que merece una visita, pero nosotros estábamos exhaustos y esos días la temperatura no bajaba de 35º. A Potsdam se puede ir en tren, pero como teníamos coche de alquiler, decidimos darle uso. Craso error  porque entre el cansacio, el calor y el atasco que nos pillamos para salir de ciudad hizo que llegásemos a Potsdam con muy mala leche.
Sabíamos que lo importante de esta pequeña ciudad estaba en el Parque Sanssouci, repleto de jardines, fuentes y palacios y de clara inspiración versallesca, pero no queríamos perdernos tampoco el centro histórico y empezamos por él.
Un poco más allá de su centro histórico se encuentra el barrio de Alexandrowka, construido entre los años 1826 y 1827 y que debe su nombre al zar Alejandro I, vencedor sobre Napoleón. Son 13 casas de estilo ruso construidas por los soldados del coro del ejército del zar, enviados por este como regalo al Kaiser. Ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad.
 De nuevo en el centro, nos encontramos con otro barrio, esta vez el Holländisches Viertel, que se remonta a los años 30 y 40 del s. XIX y construido para convecer a los arquitectos holandeses a mudarse a Potsdam. Y por qué a arquitectos holandeses? Porque eran expertos en constuir en terrenos con abundante agua, como los de esta zona de Alemania. Otra visita imprescindible en Potsdam es la plaza Am Alten Markt, en donde se encuentra la Nikolaikirche, casi completamente reconstruida entre 1955 y 1980, construida inspirándose en la catedral de St. Paul de Londres. Delante de ella se encuentra un obelisco de 16 m de alto. En esta plaza se encuentra también el Altes Rathaus (ayuntamiento viejo), de estilo neoclásico.



 En definitiva, aunque habíamos leído que Potsdam se puede ver en medio día, hemos de decir que no estamos para nada de acuerdo con esta afirmación. Nosotros estuvimos una mañana entera y sólo nos dió tiempo a ver el centro. Para ver el Parque Sansoucci nos haría falta todo lo que restaba de día.Aunque nos encantó, nos arrepentimos un poco de haber ido, pero más que nada porque si nos quedábamos todo el día allí, nos habríamos perdido muchas cosas en Berlín y la capital alemana tenía preferencia en aquel momento.