¿Qué ves en un Smartwatch? La gran apuesta que no fue

Publicado el 31 agosto 2016 por Mandomando

Me encanta comprar tecnología barata. Lo hago tanto por el sentido de la ganga, el chollo, la oportunidad en sí como por curiosidad profesional. Creo que la accesibilidad hace a la funcionalidad y el precio es siempre una variable importante en el acceso al producto. La facilidad de uso, es otra y clave.

Tengo algunos gadgets de entrenamiento deportivo (como la mayoría, hoy día) empezando por los propios smartphones (el Note 4 mide frecuencia cardíaca, estrés y demás), siguiendo por balanzas NFC, medidores de calorías por foto, cinturones cardio y demás juguetes. Que generalmente me interesa mantener fuera de la arena y del agua (dos elementos donde paso mucho tiempo) ... ¿dispositivos económicos y resistentes? Sí y me lleva a una reflexión sobre los negocios digitales.

Probé una versión del A.I. Watch como el Z30 y una pulsera básica de control de pasos y monitorización del sueño. Había encontrado cientos de reviews sobre los productos de marca pero pocos sobre éstos, las mas de las veces, un resumen de las características mal traducidas. Como resumen, son dos soluciones económicas que comparten el recibir notificaciones via bluetooth, que dan métricas básicas (tiempo, pasos, calorías, alertas, control de la cámara del móvil) y cuyas diferencias están en la pantalla y el procesamiento: el Z30 puede acceder a Internet via 3G (SIM propia), almacenamiento ampliado y permite funciones multimedia (hablar en manos libres o via auriculares mUSB, ver y escuchar multimedia, acceder a Facebook, Twitter y Snapchat y demás). Y la palabra clave es permite. Ahí conviene diferenciar utilidades y posibilidades.

Ahí queda la comparativa entre esos dos relojes económicos que había adelantado aquí y allí. El porqué del uso de un pequeño y oscuro objeto de deseo (que decía Germán en ¿Por qué los grandes estímulos ya no atraen la atención?) que no es un Samsung Gear, un Apple Watch o un Fitbit está en la explosión del mercado de gadgets, en la prometida explosión de compra de estos gadgets y en que la convergencia de funcionalidades iba a venir por fuera de los grandes jugadores. Como con la Realidad Virtual y los cascos VR standard basados en los Google Cardboard. Ya. Google.

Que es un Android Watch (Wear) y que no. Que Android ganó la batalla en móviles ha quedado claro. Que Android la ha ganado a pulso de fragmentar la solución, tambien (la fragmentación de Android es clave para que hayan alcanzado esa penetración de mercado a la velocidad que lo lograron: Injusto pero relevante: Android genera su propia fragmentación). Que IOs es una apuesta válida y que Apple ha crecido también (lo prueban los números: 5 numbers that show Apple's explosive growth during Tim Cook's first 5 years as CEO). Que Apple Watch aún domina el mercado Smartwatch por marca, también. Pero esto va de tendencias de uso, de productos adquiridos, de comportamientos reales y no de TOMA, percepciones o branding. Las marcas blancas copan el mercado del smartwatch, porque no todo smartwatch Android-friendly es un Android Wear. Lo que sí es un Android -friendly- Smartwatch es un nuevo capítulo de la divergencia tecnológica. Donde una posibilidad crea un mercado.

¿Que sucedió con el z30 y porqué no elegí uno mas simple? Pues que ese mismo mercado que surge de la tecnología abierta es disperso y multifacético. Volvemos a la longtail: encontramos algo específico a nuestras necesidades o lo podemos crear facilmente nosotros mismos, pero no esperes una hoja de ruta precisa porque no hay club de desarrolladores expertos en algo creado hace 10 días, que sea gratuito y que sea fácil de acceder a ellos. El Z30 resultó un dispositivo interesante pero con nula documentación válida, con enlaces inadecuados (Baidu por medio), con un uso restringido y con una necesidad de carga similar al móvil. Mi simple wristband resulta mas útil.

El agua, el peso y la verdad: no sirve para interactuar. Los códigos IP (IEC) de protección contra polvo y agua de estos gadgets nunca han sido públicos. Sí aún estamos debatiendo el tamaño máximo de un smartphone como para llamarle phablet, diferenciar un dispositivo por si soporta mas o menos agua para definir su nombre es cuanto menos, futil. Entre el IPX1 (protegido contra el agua vertida) y el IPX2 (protegido contra el agua vertida cuando está inclinado hasta 15 grados con respecto a su posición normal), ¿inventamos el IPX1,5 para hablar del impacto del sudor de la muñeca al hacer deporte para llamarlo Sport Wristband?

La lectura del emprendedor y la historia en Indiegogo es otra cosa: en 2013, la propuesta A.I. Watch superaba a un mercado que sólo veía a Apple, Samsung y Google. La licencia para replicarlo y recrear interfaces ha hecho el resto. Como base y patente ha tenido éxito; como producto, lo está teniendo en su fragmentación, aunque sin un jugador único detrás. Queda un mercado donde la posibilidad en el marketing mix está en ofrecer mejoras en la rueda en lugar de reinventarla, oportunidades en las aplicaciones temporales ( Apps que tengan una vida corta), contextuales a la geolocalización, a la persona o a la actividad. Pido Pokemon Go en versión ultrareducida, pero ya 🙂

Como análisis de esta tendencia tenemos el "si no es fácil, olvídalo; si no es divertido, olvídalo; si pretendes durar mucho ... olvídalo". En el reino efímero de lo móvil y en una siempre rota convergencia de medios y funciones, "Smartwatch" como concepto debería hacerse flexible, mas que el mismo concepto "Mobile" que de perder su elasticidad ha pasado de aquella caída de Apps instaladas como indicio, al año 2016 con el temido stop del crecimiento de ventas (en realidad, de venta de cierta gama de smartphones).

De momento, la declaración del reloj inteligente como la siguiente gran evolución de consumo tecnológico personal ha sido una apuesta prematura. De nosotros depende seguir esperando gadgets revolucionarios o trabajar Apps sobre un mercado ya disponible.