¡Que viene el lobo!

Publicado el 05 julio 2013 por Culturestblog

La noticia es un poco atrasada, del mes de febrero de este año, pero hace referencia a un asunto que de alguna manera llevamos instalado en nuestro ADN como especie, el lobo ha vuelto a criar en la comunidad de Madrid, cosa que tampoco resulta tan extraña ya que se les llevaba tiempo avistando por la Sierra Norte de Madrid y se sabía que había poblaciones en las provincias limítrofes de Guadalajara y Segovia.

Siendo una especie que se extendía con relativa abundancia por toda la Península Ibérica la política de exterminio llevada a cabo durante la dictadura de Franco lo llevó al borde de la desaparición. Naturalistas y divulgadores como Félix Rodríguez de la Fuente frenaron esta tendencia sobre todo a finales de los años 70 presentando al gran carnívoro de nuestra fauna no como un enemigo o un rival sino como parte del equilibrio ecológico de nuestras tierras.

En la actualidad las poblaciones estables de lobo ibérico se asientan en el cuadrante noroccidental de la Península y en Sierra Morena siendo Zamora la provincia donde existen más ejemplares. Al sur del Duero la presencia del lobo es más frágil y se le considera especie protegida, no siendo así al norte donde está permitida y regulada su caza aunque el año pasado la Unión Europea echó atrás un intento por parte del Ministerio de Medio Ambiente de retirar esta protección también al sur del río. Tomemos nota con esto de que tener un ministerio de medio ambiente no necesariamente sirve para proteger a nuestra fauna sino que hay otros intereses interpuestos, ganaderos, cinegéticos, etc. Los gobernantes, no siempre ya lo sé, pero últimamente es lo que nos vienen demostrando, tienden a proteger los intereses económicos por encima de la conservación del medio natural demostrando con esto una gran miopía puesto que un medio ambiente sano puede generar recursos económicos. El precio de salida de la subasta para acceder a un permiso de caza del lobo en la Sierra de la Culebra (Zamora) es de 3000€, cantidad nada despreciable. También se cazan lobos de manera ilegal tanto al norte como al sur del Duero y recientemente la diputación de Ávila y diversos ayuntamientos de esta provincia se adhirieron a la propuesta de la Unión de Pequeños Agricultores de declarar dicha provincia como territorio libre de lobos contraviniendo las legislaciones nacional y comunitaria. La polémica está servida.

Sin duda la presencia del lobo entra en conflicto con intereses humanos en determinadas comarcas. Por un lado está la caza. La dieta del lobo ibérico consiste sobre todo en corzos y jabalíes. Si hay muchos lobos hay menos caza con la consecuente pérdida económica para quienes viven del negocio de la caza. Por otro lado está la ganadería extensiva y los ataques de los lobos al ganado. Desde estos puntos de vista eliminar la protección del lobo sería algo así como acabar con la competencia. Por supuesto entiendo al ganadero que sube al monte a ver a su ganado y se encuentra con que los lobos le han hecho un destrozo, para ese señor es más fácil pensar que si no hubiera lobos no tendría ese problema, aunque me parece un análisis muy simple.

Desde tiempos inmemoriales se nos ha presentado al lobo como un terrible depredador. Hemos oído historias de todo tipo, desde que se colaban por las ventanas y se llevaban a los niños para devorarlos hasta que matan por puro placer, por no hablar de la literatura clásica infantil donde se presentaba al lobo como un personaje taimado y hambriento capaz de urdir todo tipo de engaños para poder echarse al gaznate a Caperucita, su abuelita, los tres cerditos, los siete cabritillos y a un señor de gris que pasaba por allí, pero esos tiempos han pasado y debemos encontrar la manera de que el ser humano pueda convivir con todas las especies que habitan en los ecosistemas que nos rodean. Los que vivimos en medios urbanos nos sentimos mucho más tranquilos sabiendo que aún queda naturaleza salvaje en nuestro país con su biodiversidad inalterada en la medida de lo posible. Esa biodiversidad incluye en muchas zonas a especies que rivalizan por sus recursos, el hombre y el lobo, y el fin de la rivalidad no puede consistir en acabar con la competencia, porque ese competidor te está haciendo otros servicios que a lo mejor no alcanzas a entender hasta que desaparece o empieza a escasear y los hace a través de mantener delicados equilibrios ecológicos que son muy difíciles de recuperar una vez que se han perdido. Para las administraciones a veces lo más sencillo es tirar por la calle de en medio y fomentar medidas de exterminio en lugar de implementar medidas que compensen a los que se puedan ver afectados por los ataques de los lobos. En muchos lugares de España el hombre del campo, el agricultor y el ganadero, es una especie a la que también hay que proteger o al menos ayudar porque bastante tiene con sobrevivir como para además preocuparse de proteger al que perciben como su principal enemigo, que es el lobo. Es ahí donde empieza nuestro papel como sociedad exigiendo a nuestras administraciones que arbitren medidas de protección de todas las especies, incluido el hombre. Iniciativas como la que lleva a cabo la plataforma ciudadana “Lobo Marley” me parecen el camino a seguir para poder alcanzar el entendimiento necesario para que podamos convivir en paz con el resto de las especies que comparten nuestro territorio.


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